142               Pero, no tienen hermanos


Hoy la vida familiar camina por unos derroteros difíciles, muchas cosas en ella se tambalean y sufren las embestidas de un caos estructural que invade el mundo. La pareja hoy no está anclada con firmeza en las raíces de nuestra sociedad.
Hoy se prefiere: El sexo al amor; el placer a los hijos; la ruptura al sacrificio; el libertinaje a la convivencia; la discusión a la mutua estima; el exabrupto a la caricia; el gesto de desprecio al beso.... Hoy, por otro lado,  la familia no recibe de la sociedad la estima que merece y de ello surge un desequilibrio social que, como mancha perniciosa, invade a todos los hogares. Hogares que quedan funestamente invadidos por un peligroso virus, que deteriora la estabilidad; creando graves problemas a una sociedad que, por ese camino, acabaría podrida, envenenada...; con principio evidente de degeneración.
 Hoy se habla mucho de las comodidades que han de tener nuestros hijos; pero se habla poco del número de hermanos de nuestros hijos. En muchos casos nuestros hijos gozan de muchas comodidades pero no tienen hermanos. Hermanos: con los que jugar, con los que hablar, con los que convivir, con los que compartir sus problemas.  Hoy, hay demasiados niños solitarios; porque, o no tienen hermanos; o si los tienen se llevan cinco o diez años, lo cual también dificulta la convivencia.
Niños mimados
En otros casos los hijos no tienen padres; tienen padre, o madre, o abuelos, o tíos... ¿Y esto porque? Porque sus queridos padres no se entienden y se han separado; o ya no se quieren; o uno de ellos ha encontrado en otra persona a su pareja ideal; o ya papá está cansado de ejercitarse en el amor con mamá y busca: en otra "flor": quizás más joven, quizás más atractiva, quizás mas liberal, quizás más  adinerada... y por supuesto siempre menos gruñona; el placer de un sexo que con su pareja había caducado.
¿Y los hijos? ¡Pues qué le vamos a hacer!  Ya les dedicaremos el tiempo que nos sobre de esta agitada vida en la que nos hemos sumergido. ¿ y quién pierde, por tanto, ante tanta "funesta" aventura?: los hijos; ellos son los que reciben como "premio" una atención mediocre: llena de cosas, pero ausente de cariño, de ideales, de esperanzas, de paz. Son vidas ausentes de un feliz  y necesario equilibrio emocional


Publicado en Diario JAÉN  17 - 1 – 2000