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Pero, no tienen hermanos
Hoy la vida familiar
camina por unos derroteros difíciles, muchas cosas en ella se tambalean y
sufren las embestidas de un caos estructural que invade el mundo. La pareja hoy
no está anclada con firmeza en las raíces de nuestra sociedad.
Hoy se prefiere: El
sexo al amor; el placer a los hijos; la ruptura al sacrificio; el libertinaje a
la convivencia; la discusión a la mutua estima; el exabrupto a la caricia; el
gesto de desprecio al beso.... Hoy, por otro lado, la familia no recibe de la sociedad la estima
que merece y de ello surge un desequilibrio social que, como mancha perniciosa,
invade a todos los hogares. Hogares que quedan funestamente invadidos por un
peligroso virus, que deteriora la estabilidad; creando graves problemas a una
sociedad que, por ese camino, acabaría podrida, envenenada...; con principio
evidente de degeneración.
Hoy se habla mucho de las comodidades que han
de tener nuestros hijos; pero se habla poco del número de hermanos de nuestros
hijos. En muchos casos nuestros hijos gozan de muchas comodidades pero no
tienen hermanos. Hermanos: con los que jugar, con los que hablar, con los que
convivir, con los que compartir sus problemas.
Hoy, hay demasiados niños solitarios; porque, o no tienen hermanos; o si
los tienen se llevan cinco o diez años, lo cual también dificulta la
convivencia.
Niños mimados |
¿Y los hijos? ¡Pues qué
le vamos a hacer! Ya les dedicaremos el
tiempo que nos sobre de esta agitada vida en la que nos hemos sumergido. ¿ y
quién pierde, por tanto, ante tanta "funesta" aventura?: los hijos;
ellos son los que reciben como "premio" una atención mediocre: llena
de cosas, pero ausente de cariño, de ideales, de esperanzas, de paz. Son vidas
ausentes de un feliz y necesario
equilibrio emocional
Publicado en Diario
JAÉN 17 - 1 – 2000