8    Semana Santa: La rica tradición de un pueblo.


No creo que para los andaluces pase Ia Semana Santa como algo fugaz como algo vivido con la superficialidad inherente a todo aquello que tan siquiera deja huella, creo muy por el contrario que esta semana para muchos hombres es eI amoroso encuentro de Jesús que pasa, de un Jesús que dolorido busca decididamente al hombre, sale a la calle para allí, al  cruzar quizás Ia esquina, hacerse eI encontradizo con cada uno de nosotros.       
La religiosidad popular, sin ser esencial para eI Cristiano es, si se aprovecha, una ocasión para que la conversión del corazón se haga vida en nosotros, porque muchos son los caminos para Ia reconversión del alma. ¿Quién no se siente zarandeado por dentro cuando ve en la calle llevado con tanto amor una bella imagen de Cristo? ¿Quién no experimenta una enorme dicha que llena nuestra alma de emoción, cuando vemos la cara llena de dulzura de la Virgen, entre las bambalinas suavemente mecidas por el amor de unos hijos, que mueven su trono bajo el impulso acompasado de su sacrificado pero alegre enamoramiento? 
Dicen algunos que todo es el escaparate de una religiosidad paganizada y me pregunto. ¿Cómo es posible que no exista amor, cuando es tanta la belleza? ¿Cómo es posible que sea una tradición sin alma, sin sentimientos, sin espíritu, cuando vemos que tantos hombres y mujeres repletos de una alegría contagiosa trasladan, pasean, llevan tan dignamente las imágenes de su excelsa devoción?   
Para mí, como para tantos otros, pienso que no lo es y para los que lo sea , si participan, les pediría que dejaran la cómica teatralidad para lo profano y no hagan que nuestras queridas imágenes sirvan de pedestal para su mundana vanagloria.    
Y quisiera finalizar haciendo llegar mi agradecimiento a todos aquellos que en nuestra querida tierra han hecho posible, que por unos días nuestras calles pudieran recibir una pasajera estela de Ia Divina celestial hermosura y que eI dolor de Cristo haya podido pasar tan cerca de nosotros que no hayamos tenido más remedio que compungidos ofrecerle Ia sagrada limosna de nuestra sincera conversión.

Publicada en diario Jaén          22  del 4 de 1995
Publicada en diario Ideal          24  del 4 de 1995


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