361 El
ingenio amoroso de Jesús
Hay muchas personas católicas, especialmente jóvenes,
que dicen que no van a la Santa Misa porque la Santa Misa no les dice nada. ¿Y
qué tiene que decir la Santa Misa según su entender? ¿Qué les tiene que decir a
ellos para que sea útil?
En muchas ocasiones el problema es que esas
personas: no saben lo que la Santa Misa significa, les falta formación cristiana,
les puede faltar incluso fe y también les puede faltar disponibilidad para entregarse
con generosidad a los misterios de Jesucristo. Otro aspecto es la comodidad, se
está más a gusto en casa o de fiesta o dando un paseo.
Por otro lado hay muchos cristianos que desconocen
los sacramentos, que los viven muy superficialmente, que no profundizan en las
fuentes de la fe, no profundizan en la doctrina catequética.
La Santa Misa tiene sus raíces en lo más
trascendente de la vida de Jesucristo. La Santa Misa podíamos decir que: es el
culmen del más importante misterio de Amor; es la renovación incruenta de la
muerte en cruz de Cristo, muerte con la que nos consigue la Eternidad, la
felicidad absoluta y plena.
La Santa Misa es la vivencia de la grandeza
existencial de la mayor obra de generosidad que ha tenido lugar en el mundo; tan
es así que este mundo depende de Ella. La Santa Misa es Dios que derrama el
inagotable e inmenso caudal de ese “Manantial de Vida y Amor que salta hasta la
Vida Eterna”.
En este acto litúrgico, en este: “Pan de la
Sagrada Eucaristía” está contenida: “La Gracia Sobrenatural que sostiene toda
la inmensidad del cosmos”. Todo se convertiría en nada, todo se desintegraría,
si este Señor que reside en el Sagrario decidiera eliminar su obra creada.
Tú y yo, y aquel, y aquel otro, dependemos de un
“Misterio de Amor”. Un misterio intenso
y sobreabundante, un misterio de amor que cada día se hace “Vida” en la Santa
Misa.
El Amor de ese Jesús de la Santa Misa sostiene:
nuestro ayer y nuestro hoy; nuestro cuerpo y nuestra alma; nuestra
inteligencia; nuestros amores; nuestras ilusiones. Sostiene: nuestros
proyectos; nuestra vibrante vitalidad; nuestra felicidad con sobresaltos
emotivos de joven vitalista y nuestra felicidad pausada de adulto comedido.
En la Santa Misa podemos ofrecer al Señor Jesús:
nuestras preocupaciones, nuestros dolores, nuestros amores, nuestras contradicciones.
<<Y con Él comprobaras en tu vida el aliento impulsor: de nuevas
“Gracias”, de nuevas “Victorias”>>.
Si quieres participar en algo distinto a todo lo
cotidiano: ¡Ve a Misa! Si quieres seguir con tu vida: ¿Quizás rutinaria?
¿Quizás anodina? ¿Quizás sin salsa ni sal? Si quieres seguir así: ¡No vayas!
En esta vida todo lo que vale cuesta, todo lo
importante exige sacrificio. <<El tesoro valioso del Evangelio está
escondido y no lo puedes buscar en el relajamiento acomodado de una vida
superficial>>.
¡Tienes que buscarlo!: en las veredas con ascensos
difíciles, en las trochas de la incomprensión; búscalo también, en el cada día:
exigente, complicado, incomprensible, riguroso.
<<Búscalo: en la Iglesia, en el
confesionario, en la Santa Misa, en la meditación, en el examen que cada día
puedes hacer al fondo de tu conciencia>>.
Publicada en “Cartas al Director,
Tu voz en la red” Digital 7
de septiembre de 2014
Publicado en Forumlibertas.com 8 de septiembre de
2014
Publicada en DIARIO DE AVILA Digital 10 de septiembre de 2014
Publicada en Diario JAÉN
12 de septiembre de 2014