167 Hambre en África
Hoy siento especialmente el impulso de
escribir; es
un impulso fuerte, decidido; un impulso
que sobrepasa cualquier medida. Este impulso
podría adentrarse, además, en el enigmático engranaje de lo
conveniente y necesario, visto
desde la perspectiva
de lo estrictamente razonable. Es
una fuerza que envuelve mi
ser, un
ímpetu contagioso, un deseo
ferviente de trasmitir.
El
mensaje que quiero exponer lleva adherido el sello de
lo terrible, ¿O no es terrible
la fuerza aterradora
del hambre
en África? ¿O
no es aterrador el vendaval de
la muerte que,
por hambre,
acucia a gran parte de este
continente?
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Hambre y muerte |
Es
fácil escudarse en las estructuras
sociales, en
las instituciones, para decir que
son ellas las
que tienen que resolver estos
problemas; ellas: las
instituciones, tendrán que colaborar, que organizar, que trabajar
para la consecución
de estas nobles
causas, pero tú y yo
también, cada
uno desde su
pequeña parcela. Hay un
punto de Camino, del beato
Josemaría, que dice: "De que
tú y yo
nos portemos como Dios quiere
dependen muchas cosas grandes" :¡Tú y
yo! La grandeza de la
vida está en
lo pequeño.
Tú granito de arena es de una gran
valía. Una
gran maquinaria se compone de
miles de piezas
pequeñas y ninguna de ellas
sobra, todas
son fundamentales.
Quizás
con nuestro pequeño esfuerzo consigamos hacer de África un lugar para
la vida y
no el infierno
del hambre que es actualmente
en tantos lugares.
África
en el corazón, África en
el alma,
África en nuestros
labios y fundamentalmente
África en nuestros actos; porque África necesita
nuestro apoyo, para que
la muerte se
transforme en vida, el
hambre en abundancia, la guerra
en paz,
las violaciones en amor y
la injusticia en justicia.
.