252 Las
mujeres sí y los hombres, también
Estoy de acuerdo en que las
mujeres en algunos casos merecen una protección como el que les proporciona el
Centro de la Mujer, pues en algunas circunstancias adversas pueden estar en
inferioridad de condiciones respecto al hombre; pero también es cierto que en
otras muchas ocasiones es el hombre el
que está en inferioridad de condiciones. No se puede acentuar un aspecto sin
descuidar el otro. Tanto el hombre como la mujer somos personas humanas y sí
nos volcamos mucho en que la mujer siempre es la víctima nos volcamos también
mucho en que el hombre es culpable de todo. Yo aquí en esta carta lo que quiero
considerar es que la legislación, la protección y las ayudas tienen que ser
tanto para uno como para otro. Siempre conviene escuchar a las dos partes. Pues
a veces culpamos al inocente y damos el premio al culpable. Por ejemplo: Existen
crímenes, lógicamente, hay que erradicarlos, estén dirigidos a quien estén dirigidos. En muchas
circunstancias se da que el hombre mata a la mujer y al final el mismo se quita
la vida, ¿qué ha pasado ahí?, es un terrible suceso que afecta a dos personas
humanas; habrá que estudiar el suceso desde ambas partes, no sólo desde la
perspectiva de la mujer sino también desde la perspectiva del hombre que se ha
suicidado también. Es cierto que el hombre en determinadas circunstancias es más violento
que la mujer, pero también es cierto que la psicología femenina en determinadas
circunstancias, no siempre, tiene un poder aterrador. Hay muchas circunstancias
en que el hombre privado de libertad por su mujer o privado de argumentos por
el dominio psicológico a que está sometido o privado de la ayuda social a la
que tiene derecho como todo ser humano acaba siendo verdugo y víctima. Hoy si
hay un caso “hipotético” de maltrato en una pareja sentimental se culpa al
hombre, haya pasado lo que haya pasado y, de esta manera, el hecho recibe el
aprobado de toda la sociedad, sólo pierde en caso de no ser cierto el hombre; porque en muchas ocasiones no se conoce totalmente
el problema y se oye exclusivamente el clamor popular, la voz de la calle, que
hoy día siempre, o casi siempre, defiende a la mujer en este terreno y acusa al
hombre.
Por lo tanto con este
comentario lo que quiero que quede claro es que no podemos mantener una continua
lucha de clases: hombre-mujer; esa no es la solución, sino más bien potenciar:
el entendimiento mutuo, el respeto, el
diálogo, la comprensión, la convivencia en paz, el cariño, el amor, la
concordia amable que sabe ceder, los buenos modales, el evitar un clima
habitual de: voces, salidas de tono,
autoritarismo, violencia doméstica, palabras soeces, insultos….. Tenemos
que construir una sociedad en la que no sea lo más importante el poder: sea del
signo que sea, sino: la comprensión y el entendimiento, y como consecuencia un
amor verdadero, especialmente necesario para
crear una estructura social muy importante como es la familia, como es el
matrimonio, compuesto por un hombre y una mujer que: se aman, se respetan,
conviven, se entienden, dialogan, se sienten libres; y como resultado de todo
esto llegan a la vida en común en un ambiente de felicidad y prosperidad,
además -porque no- lleno de idealismos y
de fantasías, y al fin –si Dios quiere- la procreación el mejor signo claro de
que el amor ha vencido, ha cuajado y ha dado un bello fruto.
Publicada en Diario Jaén 15
– junio - 2013