394 El Papa, y los gestos de amor.
En estos días
en que está cercano aun el comienzo del año 2016. Y días por lo tanto en los
que tenemos que actualizar ese “Ahora comienzo” y comenzar con la disposición
de reorganizar el rumbo de nuestra vida para un día poder encontrarnos con Dios.
En estos días, como digo, he escogido unas palabras del Santo Padre, de la
conmemoración de los Santos y de los difuntos, para que nos ayuden a comprender
y aceptar la realidad de nuestra vida en su totalidad, incluido el momento
dificilísimo de la muerte.
Y empieza
diciendo el Santo Padre:
“En la fiesta de Todos los Santos, sentimos particularmente
viva la realidad de la comunión de los santos, nuestra gran familia, formada
por todos los miembros de la Iglesia, ya sea los que somos todavía peregrinos
en la tierra, como aquellos, inmensamente más, que ya la han dejado y se han
ido al Cielo:
·
Estamos todos unidos, todos, y esto se llama la comunión de los santos, es
decir, la comunidad de todos los bautizados”.
En este primer fragmento el Papa nos indica el
significado y el sentido de la comunión de los Santos de una manera sencilla, catequética
y absolutamente comprensible y práctica. El Papa, entiendo yo, es un gran pedagogo del amor y de la vida, sabe llegar al corazón y
explicar de una manera clara, pero
palpitante y emotiva, las realidades divinas.
Y continúa:
En la liturgia, el Libro del Apocalipsis se refiere a una
característica esencial de los santos, y dice así:
·
Son una multitud inmensa de «elegidos», vestidos de blanco y marcados por
el «sello de Dios» (cfr 7,2-4.9-14).
Y ¿qué
significa llevar el sello de Dios en la propia vida y en la propia persona? Nos lo dice también el apóstol Juan:
·
Significa que en Jesucristo nos hemos transformado verdaderamente en los
hijos de Dios (cfr 1 Jn 3,1-3).
·
¿Somos conscientes de este gran don?
o
¡Todos nosotros, hijos de Dios!
Para decirlo en
modo simple:
·
¡Llevamos el apellido de Dios!
Que
alesionadoras estas palabras del Papa; y el poder pensar nosotros, con él, qué nuestro apellido es Dios y que somos
real y auténticamente hijos de Dios. ¡Aquí está la raíz de la vocación a la
santidad! ¡Aquí está nuestra vocación! Aquí está el tan anhelado para tantos:
verdadero sentido de nuestra vida.
Y continúa el Papa Francisco:
Una segunda característica propia de los santos es que
son ejemplos para imitar:
·
Pero prestemos atención, no solamente aquellos canonizados, sino también
los santos, por así decir, «de la puerta de al lado» que con la gracia de Dios,
se han esforzado por practicar el Evangelio en su vida ordinaria, aunque no
estén canonizados.
·
De estos santos; quizás hemos tenido alguno en la familia, o bien entre los
amigos y los conocidos. Debemos estarles agradecidos, y sobre todo debemos
estar agradecidos a Dios que nos los ha dado, que nos los puso cerca, como
ejemplos vivos y contagiosos del modo de vivir y de morir en la fidelidad al
Señor Jesús y a su Evangelio.
·
Imitar sus gestos de amor y de misericordia es un poco como perpetuar su
presencia en este mundo. Y, en efecto, aquellos gestos evangélicos son los
únicos que resisten a la destrucción de la muerte:
o
Un acto de ternura, una ayuda generosa, un tiempo dedicado a escuchar, una
visita, una palabra buena, una sonrisa…
·
Ante nuestros ojos estos gestos pueden parecer insignificantes, pero a los
ojos de Dios son eternos, porque el amor y la compasión son más fuertes que la
muerte.
Estas palabras
de nuestro querido Francisco no necesitan comentario, hablan por sí mismas de
los gestos del amor. Francisco escribe con amor del amor; y lo práctica, lo
habla y lo escribe siempre que puede. Sus gestos, sus actuaciones son vivencias
de una realidad implacable en su vida: el amor. Hoy y siempre aprendamos de él.
Publicada en DIARIO DE AVILA
Digital 21 enero 2016
Publicado
en Diario de Córdoba. Digital 24 enero 2016
Publicada
en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 27 enero de 2016