554 Tu esposo/a
no es tu compañero/a de piso.
Existe el amor y existe el deseo, y aunque muchas
veces ambas sensaciones se presenten a la vez; la segunda, es un socio inquieto
y ambicioso que disuelve la empresa cuando empieza a ver que ya no da
demasiados beneficios.
Apostar a que ambos personajes pueden convivir juntos
y felices durante largas temporadas es arriesgarse, porque si pensamos en
algunos de los adjetivos que suelen acompañarlos, veremos que sus gustos y
preferencias son distintos:
·
El amor congenia muy bien con la seguridad, la
dependencia, la confianza, la permanencia.
·
Y el deseo se inclina más por la aventura, la
incertidumbre, el misterio, el riesgo e incluso el peligro.
Lo queremos todo, queremos tener el pastel y
comérnoslo, por eso ya se empieza a hablar de un concepto nuevo, el “deseo
sostenible” que busca alargar la vida de algo que aparentemente es transitorio.
Ester Perel es una psicoterapeuta belga, especialmente
empeñada en estudiar la compatibilidad entre la seguridad y la libertad en las
relaciones humanas. Su charla en TED titulada:
·
“El secreto del deseo en la
relación a largo plazo”.
Impartida en febrero del 2013, es muy recomendable y
ha recibido cerca de 9 millones de visitas en la red.
La cuestión es que en esta búsqueda se han encontrado
parejas que parecen haber reconciliado estos dos términos y a los que los años
no han destruido su falta de deseo.
También se
estudia a los centenarios para saber qué hábitos de vida le han proporcionado
tan larga existencia.
Hay un libro que es el resultado de un
estudio elaborado con 100.000 participantes en los que se llega a conclusiones
interesantes y trata de profundizar en los hábitos que hacen que las parejas se
separen o permanezcan unidas:
·
“A saber, las uniones que
resisten son las que hacen el amor, que es distinto a tener sexo”.
·
“El sexo mecánico no aparece cuando se hace a menudo, sino cuando no hay
interés y lo que se busca es cubrir el expediente”.
Pero lo más llamativo es el capítulo entorno al beso:
·
“Besarse puede ser tanto o más íntimo que el sexo. Es, definitivamente, un
elemento clave en la vida sexual de las parejas felices y un 85% de los
entrevistados reconoce que es una de las practicas que más le gustan”.
¿Les suena?, ¿no es el beso un buen
barómetro de la salud de una buena relación?
El libro continúa:
·
“besarse es la forma en que la gente establece conexiones íntimas. Es un
ingrediente esencial cuando se hace el amor y refuerza la unión”.
“Un 86% de las
parejas que no disfrutan del sexo reconocen que ya no se besan. Está claro que
los bajos niveles de besos indican siempre problemas en la relación”.
Nada más alejado de la realidad que esa idea inexacta
de que los amantes se funden en una sola persona porque, generalmente, los
problemas llegan cuando se ha perdido la individualidad.
Según Perel, el deseo necesita de un ingrediente esencial:
espacio. Cuando esta terapeuta preguntó a miles de personas de todo el mundo
cuándo se sentían más atraídos por sus parejas, recibió respuestas como estas:
·
“Cuando lo veo en el estudio, cuando está por su cuenta, en su elemento,
cuando hace algo que le apasiona. Cuando está en una fiesta y otras personas se
sienten atraídas por él/ella. Básicamente cuando está radiante y se siente bien
consigo mismo”.
Lo común a todas estas reflexiones, como apunta Ester
en su charla, es que haya una cierta distancia:
·
“El deseo busca al otro, alguien en el otro lado al que podamos visitar. El
deseo necesita de un puente que haya que cruzar.
En otras palabras, si el fuego necesita aire, el deseo necesita espacio”.
·
“Deseo es cuando veo a mi pareja desde una distancia confortable. Cuando
esa persona que ya me es familiar se vuelve, por un momento, misteriosa otra
vez”.
En ese espacio entre el otro y yo reside el pulso erótico.
Pero como decía Proust:
·
“El misterio no es viajar a nuevos lugares, sino verlos con nuevos ojos”.
La amabilidad es la base de
la relación.
Hasta el inicio de los años 70, cuando se dispararon
los divorcios, no se empezaron a hacer estudios sobre la durabilidad de las
parejas.
Su método de trabajo consistía en preguntar a los
cónyuges sobre sus relaciones, al mismo tiempo que se les hacía un seguimiento
de seis años.
Estos psicólogos clasificaron a sus participantes en
dos secciones:
·
Masters, los que seguían juntos y felices tras ese periodo de
tiempo.
·
Disasters, los que habían roto o se mantenían unidos por
variados motivos, todos ajenos a la atracción.
Las conclusiones a las que llegaron con sus estudios
es que los disasters, aun
cuando no estuvieran discutiendo ni tratando asuntos espinosos, manifestaban
síntomas de estrés cuando hablaban de su matrimonio o estaban junto a su media
naranja; algo que no ocurría con los masters.
La teoría de Gottman es que lo importante es el
espíritu de la relación:
·
“Si éste es de amabilidad, cariño, generosidad y apoyo, las posibilidades
de que la cosa dure son enormemente mayores a si éste es tenso o de crispación
u hostilidad”.
·
Y la buena noticia es que el buen rollo, lo cordial es un músculo que puede
ejercitarse.
En España, país en el que es tan difícil el diálogo y
la comunicación de opiniones contrarias, sin que derive en pelea, está es una
asignatura pendiente.
Veo parejas a las que a alguno de los miembros se le
cae el azucarero, y ese simple hecho provoca una tormenta de reproches o, en el
mejor de los casos, comentarios irónicos:
·
“Modelos de relación cuyo espíritu está inspirado en el ruido y la furia,
más que en la amabilidad, palabra que desgraciadamente no goza de muy buena
reputación en nuestra geografía”.
Este año se ha publicado en The Journal of Sexual Research uno
de los estudios más elaborados sobre la satisfacción en las parejas de larga
duración.
Todos ellos entrevistaron y estudiaron a 39.000
parejas que llevaban un mínimo de tres años juntas. Las conclusiones parten de la idea de que las uniones que tienen
una vida sexual satisfactoria son más felices, como si el sexo fuera el motor
del que dependen todos los demás factores.
En lo que casi
todos los estudios coinciden es en la habilidad de las parejas felices para
continuar con la vida sexual por encima de los obstáculos de todo tipo: estrés,
falta de tiempo, hijos, problemas de salud, deterioro físico.
El secreto de una larga vida sexual es no claudicar
ante las dificultades e ir adaptándose a las circunstancias. Y apunta Molero:
·
“Si uno pasa por un bache emocional o una enfermedad que le baja la libido
siempre puede satisfacer al otro o dejarse hacer”.
·
“Hay que saber envejecer sexualmente e ir adaptando las prácticas a
nuestras posibilidades, como hacemos en los otros ámbitos de la vida”.
·
“Hay una edad crítica en la que abandonar la vida sexual puede ser muy
peligroso, a partir de los 50. Si se claudica, puede que la vuelta sea ya muy
difícil”.
Fuente: Rita Abundancia
Publicada
en DIARIO DE ÁVILA Digital 17 octubre
de 2016
Publicada en “Cartas al
Director, Tu voz en la red” Digital
21 octubre de 2016