199  Tiempos difíciles para educar

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Desde Linares
Los educadores hoy están deprimidos 

En estos tiempos en los que todo corre a velocidad de vértigo, en los que los acontecimientos vuelan y los avances tecnológicos nos desbordan cada día, nos queda algo que va en un retroceso también vertiginoso: la educación. Hoy la educación de los jóvenes no es un valor importante y la misión de los educadores, por lo tanto, es tremendamente difícil. Podemos decir que para los educadores corren tiempos ingratos. La mayoría de los educadores hoy están: deprimidos, hundidos, desanimados., con un decaimiento que les produce desasosiego.
Hoy, da la sensación de eso al menos, se avanza hacia el libertinaje y en ese camino no se respeta nada ni a nadie. En la España actual, entre los jóvenes, cada vez es más difícil el respeto, las normas de convivencia, las actitudes positivas. Antes se respetaba a los mayores hoy se les trata con desprecio. Antes se respetaba a los educadores hoy se les intimida, se les insulta, se les desprecia. Antes los padres eran los padres, lo máximo, lo más importante, hoy el padre es: “ese viejo que chochea”. Los padres y las madres tienen que soportar el maltrato de unos hijos con cierta dosis de despotismo. Un despotismo herencia de un modernismo progresista y según dicen con proyección de futuro. Hoy las clases en muchas aulas de nuestra querida España son auténticas batallas de desprecio e incomprensión. Batallas entre un profesor totalmente desprotegido y unos alumnos insolentes y con ningunas ganas de aprender. La obligatoriedad de la enseñanza hasta los dieciséis años, tal como está en España actualmente, es un despropósito total. Muchos jóvenes que no quieren estudiar hacen causa común en las aulas y se dedican a que pasen las horas: molestando, importunando al profesor, incordiando al compañero... Todo esto hace que cada hora de clase sea una lucha entre profesor y alumnos.
Lucha que el profesor tiene perdida, porque por esos derroteros corre esta época. Los políticos no valoran la educación en valores y no potencian la misión del profesor. Y a la sociedad actual que, en algunas cosas, avanza también colmada de despropósitos tampoco parece importarle la educación. Hoy pocos son los que defienden a los profesores, a los padres, a los educadores. Hoy interesan más los avances informáticos, el modelo del último coche, el fichaje de fútbol más caro y la televisión digital con cientos de canales y programas. Hoy parece que sólo interesa el consumismo y la libertad progresista que más bien es una libertad con elevado tinte de libertinaje. Para terminar un lema: “sin educación en valores no hay progreso”. No siempre esto es tan negativo, pero lo que aquí expongo cada vez se da con más frecuencia.


Rafael Gutiérrez Amaro



Carta publicada en Diario Jaén el día 28 de febrero de 2004