365 En Madrid con el Beato Álvaro.
Muchas
miles de personas de todo el mundo asistieron con emoción y felizmente el 27 de
septiembre, en Valdebebas, Madrid, a la beatificación de Álvaro del Portillo,
sucesor de San Josemaría y primer prelado del Opus Dei.
Son
muchos los seres humanos que conocen la figura y el mensaje de este Beato
madrileño y no sólo lo conocen sino que se identifican plenamente con la
exigencia de esa vocación divina, de cristianos corrientes, que él transmitió a
miles y miles de personas en todo el mundo. En España son muchos también los
lugares en donde se da una formación cristiana acorde con la vida y el mensaje
de este nuevo Beato y que gracias al estímulo de la Obra procuran, día a día,
mejorar: cara a Dios y cara a todos los hombres y mujeres de este mundo nuestro,
tan falto de solidaridad, de valores, de virtudes y de fe.
Álvaro
era una persona sencilla, llena de humanidad que vibraba con entusiasmo por las
cosas que hacen referencia a Dios y a sus hermanos: hombres y mujeres. Una
persona fiel que entregó toda su vida a vivir y enseñar a todos el camino de la
santidad en medio del mundo a través de las tareas ordinarias; ese mensaje cristiano
lo había recibido de San Josemaría, y él se empeñó decididamente y audazmente a
extenderlo por todo el mundo.
Álvaro
amaba el mundo apasionadamente, amaba el mundo pero no la mundanidad, y dejó a
un lado esa mundanidad terrena egoísta y vacía de contenido para ahondar en las
realidades del espíritu y en el profundo conocimiento de Dios.
Álvaro
era Ingeniero de Caminos y también dejó su profesión para seguir fielmente a
Jesucristo en ese camino del Opus Dei que Dios le había encomendado.
La
Iglesia ha “descubierto” la grandeza de su testimonio y de su vida, y es por
ello por lo que hoy Álvaro del Portillo es un ejemplo a seguir en todo el mundo,
debido a esta consideración de Beato de la Iglesia Católica. La Iglesia con
ello ha reconocido que ha vivido heroicamente todas y cada una de las virtudes
cristianas.
Y para terminar transcribo una carta que él envió a
una persona que acababa de solicitar la admisión en el Opus Dei:
«Muy querido Alfonso: puedes suponer la alegría
que nos dieron tus letras de entrega y sumisión a la Voluntad de Dios; y de
deseo eficaz de abrazar la Cruz y llevarla alegremente, virilmente, a pulso.
Porque el camino de entrega es camino de Cruz: no nos podemos llamar a engaño.
Y es la proximidad de la Cruz la que nos dará la garantía de que estaremos
cerca de Cristo. Procura estar muy unido con todos y, de modo especial, con el
Padre y con los que lo representen en Barcelona: y así estarás unido con la Iglesia
entera, de la que te sentirás muy hijo».
Con este mensaje de Don Álvaro sólo nos queda procurar vivir como
personas dignamente
ejemplares que busquen ante todo a Dios y el bien de los demás, renunciando generosamente
si ello fuera necesario al nuestro.
El
Amor es: renuncia, cruz, sacrificio, sencillez, humildad, honestidad,
transparencia, solidaridad, amabilidad…
Publicada en “Cartas al Director,
Tu voz en la red” Digital 1
de octubre de 2014
Publicada en Diario JAÉN
4 de octubre de 2014
Publicado en Forumlibertas.com 6 de octubre de 2014