272 Vivir sin crear problemas


272   Vivir sin crear  problemas

Hemos de aprender a vivir sin crear problemas. La vida es difícil y a veces nos complicamos y complicamos a los demás. Hay personas que no construyen, que no elaboran cada día desde la sencillez, sino que: buscan la pelea, buscan el ineficaz  reto del enfrentamiento continuo; no entienden: de paz, de sosiego en el alma; y por el contrario entienden: de contienda, de  creer  que son más y mejores; sólo entienden: de molestar, de apabullar, de incomodar.
Quien crea problemas, es ya en sí mismo un auténtico problema. Con estas personas normalmente se crea un ambiente de violencia solapada, de rigidez dialéctica, de incomodidad, de ansiedad, de un qué pasará, que destruye: fines, propósitos y objetivos. En una reunión, en el trabajo, en la familia, siempre se espera con temor y cierta dosis de intriga  la salida de tono del que le gusta provocar: para ser el centro, para destacar, para enredar, para destruir. Pero estos provocadores insensatos siempre acaban siendo víctimas de sus propios errores, los demás no son felices a su lado y acaban huyendo dejando al insensato sólo; sólo y esclavo de su propia miseria. El “olor” de su maldad  provoca la huida.
Por favor: sea amable, sea comprensivo, sea respetuoso, sea tolerante, sea sencillo, sea cariñoso, sea leal, sea veraz, sea cordial … Y por favor no sea: repelente, ingrato, desagradable, agresivo, violento, orgulloso, problemático.
Haz agradable la vida a los demás y Dios premiará gratamente tu lealtad a la vida, tu distinguido tono de sobresaliente humanidad

Publicada en Diario JAÉN 18 de septiembre de 2013

Pulsar, ampliar y leer