Carta dedicada a mi padre
Un Iliturgitano de Andújar, Andalucía, España que vivió de 19 - 5 - 1919   a   4 - 10 2005. 
Aun hoy siento en mi alma el impacto reconfortante de su magnifico ejemplo


111     La sombra de los Valientes.
Al hablar de valentía uno piensa en hechos sobresalientes, en héroes populares, en personajes públicamente ejemplares; uno piensa en hazañas deslumbrantes, en grandes epopeyas...
Pero yo no quiero aquí hablar de esa valentía, quiero hablar de la valentía anónima de un padre de familia, un padre que es el  mío y al que debo tantas cosas.
Antonio Gutiérrez Garzon
Mi padre es un valiente anónimo que durante ochenta años ha vivido ejemplarmente. Ante sí tenía un compromiso su familia, a la que con firmeza, un día y otro,  supo ofrecer lo mejor que tenía; en ningún momento claudico ante la dificultad, ante una adversidad que en ocasiones fue especialmente dura. Un día, hace ya 22 años, enviudo y se quedó solo, solo con el calor de sus hijos. Pero el no arrojó la toalla, no abandono a los suyos para experimentar  los goces del mundo, para vivir una apertura hacia ese mundo que le pudiera proporcionar nuevas y aparentemente enriquecedores panoramas.
Hoy, está de moda abandonar la vida de familia, la rutina de cada día y buscar oasis paradisíacos en los que uno se emborracha de sexo, de licor, de droga y de pasión.
Hoy son muchos los padres de familia que venden el tesoro de su hogar y huyen buscando la mundana fiesta de un placer tantas veces inexistente. Ellos prueban y prueban, van de flor en flor y sólo encuentran, en muchos casos, la desesperanza de haber abandonado  lo único que valía la pena: su familia.
El ejemplo de mi padre, para mí, es digno de admiración, porque con  el apoyo inquebrantable de su fe, con su cariño firme a la familia, con su trabajo constante, con su hábil destreza para superar las dificultades, con su cada día lleno de generosidad, se ha convertido en uno de esos hombres que dignamente dejarán el relevo a las futuras generaciones.
Gracias a Dios, todavía hoy, sigue habiendo padres, que no cambian la paternidad por una fugaz noche paradisíaca, que no cambian su hogar por un placer efímero, por muy largo y duradero que pudiera ser.
Querido padre, han sido muchos días, muchos meses, muchos años, de entrega y aquí tienes el premio: El tesoro de tus seis hijos, que llenos de amor sienten  la fuerza irresistible de tu gran cariño.
Has sido, eres y serás ejemplo, y muchos tras de ti seguirán sus pasos. Tu valentía anónima es una bella flor en un inmenso jardín, el bello e inmenso jardín de nuestras vidas.
La Virgen Morena desde el pedestal de ese Celeste Cabezo aplaude tu gesto y ya ha llenado, y seguirá llenando, de paz la inmensa riqueza de tus ya proliferos días.


Publicado en Diario JAÉN    26 -  7 - 1999





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