491 La democracia agoniza en España.

491  La democracia agoniza en España.

A menos que la sensatez llegué a los españoles lo que actualmente se percibe es una decadencia democrática y social que podría tener graves consecuencias.
La democracia podría convertirse en un trampolín para una nueva forma de gobierno atípica, fundamentada en los pilares:
·        Del populismo, del chavismo, del comunismo y de la anarquía.
Y siempre por supuesto en un clima absolutamente dictatorial, en donde los principios democráticos se irían difuminando y darían paso a un nuevo y oscuro horizonte de perfil opresivo, en donde las libertades irían cediendo, dando lugar a una forma de gobierno en donde el gran líder sería el dictador y el resto del pueblo andaría dividido en un caos que ocasionaría a la larga la desmantelación total de la España democrática.
Y la unidad de España quedaría también maltrecha, e incluso destruida; dada la potente fuerza independentista que persiste en muchos sectores de varias de nuestras autonomías y la escasa defensa que de esta valiosísima unidad se realiza.
Los indicios de lo que anteriormente expongo son:
·        La tendencia hacia la violencia callejera de muchos de nuestros políticos actuales, que ocupan puestos: o bien en los ayuntamientos, o bien en las autonomías, o bien en el mismo parlamento.
·        Otro indicio es el hecho de que auténticos terroristas asesinos hayan sido consagrados líderes e incluso héroes y que sean recibidos clamorosamente en mucho lugares constitucionales, e incluso destacando su ingente y prolifera labor democrática. Y esto llevado a cabo por parte de muchos líderes políticos y con la venía de otros muchos.
·        La continua fuerza de la sinrazón, y del nefasto saber hacer, que domina la labor de los concejales y de los parlamentarios en muchos ayuntamientos españoles y en muchas autonomías.
·        El continuo atropello de sus derechos constitucionales a que está sometida sin piedad e impunemente la ciudadanía española.
·        La defensa a ultranza que se hace habitualmente, en los distintos foros políticos, de actitudes altamente antidemocráticas.
·        El ataque continuo, vengativo y con odio que se realiza, incluso por parte de los políticos, a las Fuerzas de Seguridad del Estado.
·        La desvalorización y el desprecio continúo de valores democráticos como: la libertad educativa, la libertad religiosa, la libertad de opinión, etc.
·        La falta: de valores, de principios morales, de formación y de cultura de gran parte de los políticos actuales.
·        La chabacanería, la vulgaridad, la indecencia, la inmoralidad y tantas ideas anticonstitucionales como afloran en la política actual.
·        La pasividad, ciertamente llamativa, de muchos millones de españoles que seguimos de brazos cruzados viendo cómo desmantelan vilmente nuestra autenticidad democrática.
·        La frialdad con que vemos, sin inmutarnos, que van cayendo, uno a uno, los pilares de nuestra convivencia pacífica y nuestra concordia social.
·        La abusiva y reiterada corrupción política y social, que es el origen de este triste debacle  democrático. Y que ellos: “indeseables politicuchos sin formación, ni dignidad” resuelven con ese: “Y tú más”, tan tristemente descorazonador para el pueblo llano.
·        Las continuas ilegalidades de la clase política actual. Es vergonzoso que para ellos no haya: ni normas, ni leyes, ni deberes, ni conductas.
·        La transformación del hemiciclo parlamentario en circo, o teatro. Allí sus señorías disfrutan, mientras el pueblo español sufre las precariedades económicas y la insensata inercia de unos políticos, muy bien retribuidos, pero con poca conciencia del deber.
·        Los ataques, ya habituales y sin castigo, a los símbolos sagrados del estado.
·        Los ataques denigrantes a nuestras tradiciones y  a nuestras costumbres; y más aún si ellas llevan algún matiz religioso, educativo o ético.
·        La actitud de arrogancia y despecho desmedido de la nueva casta.
O este panorama cambia o nos vemos abocados a una situación democrática: incierta; peligrosa, y como poco, tristemente lamentable.
Y con este panorama, atónitos asistiremos:
·        “A la perdida de la estabilidad nacional, al fin de la sanidad para todos, a la falta generalizada de las necesidades básicas, a la bajada estrepitosa de salarios y pensiones, al macro paro, a la indigencia global….Al estrepito, a la discordia, a la desolación, al desencanto, a la humillación, al lamento, a la opresión, al hambre, a la cárcel, a la muerte”.
Para poner remedio: actuemos, y que de esta manera, con nuestro voto y con nuestras actitudes constructivas, no se cierre la puerta de la esperanza.

Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital   13 de junio de 2016

Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital  23 de junio  2016