11 Mi Decálogo social
La utilidad de una cosa no es lo mismo para todos, por
eso no quiero decir que lo que a
continuación expongo sea útil para todos, sino más bien digo que puede ser
útil, y con esta premisa quiero comenzar: Mi Decálogo social. Un principio de
vida sin embargo vale para todo ser humano, sea cual sea su: raza, credo,
ideología. Durante más de 30 años en mi Instituto de Linares: “Reyes de España”
he desarrollado actividades relacionadas
con educación en valores. Valores y vivencias que tan necesarios son en
la sociedad actual. En España no podemos seguir en la cola de todo, somos
analfabetos potenciales: no tenemos comprensión lectora, no tenemos habilidades
matemáticas y pienso que tenemos además escasez de valores: valores sociales;
valores morales y éticos; valores de: convivencia, paz y concordia… Yo diría
que falta mucho por hacer. Las ideas para
que todo mejore en su mayoría están ya
inventadas, sólo hace falta
insistir y explicar para convencer, el aprendizaje exige un repetir con
destreza y habilidad para que el mensaje llegue a todos de manera inteligible. El ejemplo de cada uno es
muy importante para mejorar la sociedad. Hoy día por desgracia los escándalos
de los poderosos son un grave peligro para el equilibrio del entramado social y
para la mejora de la sociedad.
Estos pienso yo que podrían ser unos firmes
pilares para construir un mundo mejor:
Primero: Si a la concordia, y al diálogo
y comprensión entre: las naciones, los estados, los pueblos y las familias. Sí
a la paz. Sí a la libertad. Sí a la cultura y educación. Sí a la verdad.
Segundo: No al aborto. No a la guerra. No
al terrorismo ni a la violencia. No al hambre. No a la esclavitud. No al paro.
No al egoísmo. No al aprovechamiento y
utilización inhumana del más débil.
Pienso que todos nosotros ante este
panorama podemos hacer muchas cosas y no escondernos en el anonimato de una
crítica improductiva e ineficaz o en un:
“Aquí no se puede hacer nada” ciertamente
ineficaz e infecundo. Para poder colaborar hay por ejemplo: bancos de
alimentos, escuelas de alfabetización, programas de difusión de la cultura,
asociaciones pacifistas, comunidades de oración para los creyentes, medios de
comunicación para difundir buenas ideas, misiones en países desfavorecidos
para: pobres, hambrientos, enfermos…. Y estar dispuestos a dar siempre en todas
estas cuestiones buen ejemplo siendo
generosos y coherentes y extender, con dinamismo y valentía, la llama del
verdadero y exigente amor que nos dejó Cristo.
Publicada en Diario de Ourense digital:
La Región 30 noviembre de 2013