406 Día mundial
del enfermo. 11- F.
El Papa ha aprovechado esta celebración mundial del
enfermo para reflexionar sobre María, que es: “Consoladora de los afligidos”. Y
concretamente lo explica en el marco del episodio evangélico de las bodas de
Caná. En dicho relato recordaréis que Jesús convierte el agua en vino a expresa
petición de la Virgen.
Y el Papa nos dice que en las Bodas de Caná, María
aparece como la mujer atenta, que está pendiente de los demás y que por
ello se da cuenta de un problema muy importante, en aquel momento, para los
esposos:
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“Se ha acabado el vino”.
~
“Y el vino en las bodas es símbolo del gozo y de la fiesta”.
María descubre la dificultad y, en cierto sentido, la
hace suya y discretamente, sin llamar la atención actúa rápidamente.
Ella no se limita a mirar y a pasarlo bien en la boda,
y menos aún se detiene a juzgar, o a cuchichear como diríamos nosotros con
lenguaje coloquial, sino que se dirige a Jesús y le presenta el problema tal
como es:
~
“No tienen vino”.
En ese momento Jesús taxativamente le dice que su hora
no ha llegado aún y sin embargo María conocedora de la grandeza del corazón de
Jesús, y conocedora también de sus designios, dice a los sirvientes:
~
“Haced lo que Él os diga”.
Y entonces Jesús, ese Jesús bueno y siempre cercano al
que tiene necesidad, realiza el milagro, convirtiendo una gran cantidad de agua
en vino, en un vino que además aparece de inmediato como el mejor vino de toda
la fiesta.
Cuánto ánimo, esperanza y consuelo nos presenta este
acontecimiento y está singular forma de actuar de María.
Y el Papa ahonda más y nos dice, con extremada
belleza, que tenemos una Madre:
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Con ojos vigilantes y compasivos, como los de su Hijo.
~
Con un corazón maternal lleno de misericordia, como Él.
~
Con unas manos que quieren ayudar, como las manos de Jesús, que
partían el pan para los hambrientos, que tocaban a los enfermos y los sanaba.
Esto nos llena de confianza y nos abre a la gracia y a
la misericordia de Cristo.
Y Francisco nos dice que la intercesión de María nos
permite experimentar la colosal gracia de la consolación por la que el apóstol
Pablo bendice a Dios:
~
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos anima en
cualquier tribulación…
Porque lo mismo
que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también gracias a
Él, y con Él, nuestro consuelo.
Publicada en DIARIO DE AVILA
Digital 17 febrero 2016
Publicada en Diario de
Burgos 17
febrero 2016
Publicada en “Cartas al Director,
Tu voz en la red” Digital 17 febrero de
2016
Publicado en Periódico de Extremadura.
Digital.
16 de
febrero 2016