282 Deterioro moral y Sacramentos
Es evidente que en nuestro tiempo hay un deterioro moral grave y que
avanza con rapidez, destruyendo todo lo que encuentra a su paso, todos los
ciudadanos participamos, de una u otra forma, en este deterioro: unos son
víctimas y otros son los causantes activos de él. Para los cristianos esta
situación, de gravedad moral, es especialmente importante pues puede hacer que
el cristianismo acabe en una situación precaria, como se está viendo ya aquí en España y en tantos y tantos países.
Las civilizaciones se derrumban bajo el peso terrible de una anarquía y de un
libertinaje exagerado; las buenas costumbres, los hábitos basados en
fundamentos sólidos, desaparecen del horizonte de nuestras vidas. Hay muchas
cuestiones importantísimas, que podríamos llamar ejes fundamentales para la
conducta, en las cuales se ve
evidentemente que no existe: la cordura, ni la lógica, ni unas leyes adecuadas;
existe por el contrario el egoísmo, la soberbia, el poseer, el placer, el poder
… Si hablamos por ejemplo de la vida humana podemos darnos cuenta que los
criterios que se están siguiendo sobre el aborto o la manipulación genética no
son los más adecuados y sobre el reparto de los bienes de la tierra tampoco; quitar
a Dios de un plumazo de nuestros criterios sobre las cosas es evidentemente una
torpeza, quitar la ley natural que está impresa en la conciencia es otra
torpeza también manifiesta, dejarse llevar en todo por el placer momentáneo es
también otra torpeza, eliminar al débil cuando: me estorba, me perjudica o me
molesta, no deja de ser también otra torpeza. Es la continuada torpeza de los
hombres y mujeres que sólo piensan en su bienestar personal y no en el de la
sociedad, ni en el de la humanidad en su conjunto. En este mundo de hoy hay
muchos detractores de la humanidad que tienen intereses personales y que los
anteponen a los intereses de los seres humanos. Cada vez hay más leyes
injustas, cada vez hay más legisladores injustos y partidistas, cada vez hay
más corrupción: en el mundo de la política, en el mundo las finanzas, en el
mundo de los poderosos de la tierra. El poder de este mundo está en manos de
desaprensivos, y así va todo. Dónde están hoy los líderes como: Gandhi, Martín
Luther King, Teresa de Calcuta … Que conmocionaron el mundo.
Y entre los cristianos, españoles al menos, también se evidencia, como
he dicho anteriormente, un deterioro. Un deterioro que tiene dos pilares
fundamentales: primero el deterioro del mundo en que vivimos que tiene una
influencia aterradora sobre todos y sobre cada uno de los ciudadanos, y en
segundo lugar la falta de firmeza en la fe de los propios católicos; los
católicos nos estamos dejando llevar por la corriente de unas aguas podridas y
contaminadas. Y en este deterioro, a mi entender, hay un elemento fundamental
que es la formación en la Doctrina y en particular es el desconocimiento y la
falta de práctica de los Sacramentos. La debilidad, y el poco eco que, en el
día a día, y en estos momentos, tiene el concepto y la aplicación del
Sacramento de la Penitencia es uno de los grandes perjuicios para los
católicos. No se ahonda en la realidad de este sacramento, más bien se le deja,
habitualmente, a un lado; ya tan siquiera se habla de él y por lo tanto creo
que el sacramento ya no se conoce como
práctica habitual y como medio para enfrentarse, en el cada día, a los enemigos
externos e internos de nuestra fe. Nuestro cristianismo, en cada uno de
nosotros, no está asentado adecuadamente, es un cristianismo acomodado a los
placeres del mundo y a sus vivencias mundanas. Hoy, para algunos, hay concepto
de “Gracia” pero no hay concepto de “Pecado” y estos son los mismos que se
acercan a comulgar confesándose directamente con Dios, al menos eso dicen, pero
esa no es la forma en la que Dios nos lo ha indicado, en el Evangelio y en la
Doctrina Católica: Doctrina en la que está claro el camino. Hoy hay que
insistir reiteradamente sobre los puntos para una “Buena Confesión”, que son: Examen
de conciencia, dolor de los pecados, propósito de la enmienda, decirle los
pecados al confesor y cumplir la penitencia. Hoy esto se recuerda poco. Tampoco
se recuerda que hay que comulgar en Gracia de Dios. Tampoco se recuerda la
gravedad de los pecados y cuáles son o no son graves. Tampoco se recuerda que
Dios además de misericordioso es justo; es Padre pero también es legislador.
Hoy pienso que nos estamos olvidando de
demasiadas cosas importantes y sólo recordamos lo superficial y anodino, cosas
sin sustancia que no comprometen a nada. Esperemos que no sea tarde, y dejemos
tiempo a la rectificación, para enderezar el rumbo. La Iglesia necesita ejemplos
de vida, necesita una Doctrina clara que se dé a conocer, necesita Pastores
comprometidos con la evangelización, defensores de la vida; pero también
defensores a ultranza de la Institución a la que pertenecen, por este camino
cada cosa ocupará su sitio y la Doctrina de Jesucristo seguirá siendo, para
todos, la columna firme que todos necesitamos para vivir siendo dueños de
nuestra propia existencia.
Publicada en Diario JAÉN 31 de Octubre de 2013