283 Rezar
es amar
La oración es la mejor expresión del amor. A veces eso no
se entiende por qué la oración nuestra no es auténtica. Cuando rezamos
egoístamente la oración si diluye, no sirve. La oración es el culmen del amor.
La oración es la plenitud en el horizonte de la trascendencia. La oración es la
donación absoluta. La oración es darse y darse sin medida. Jesucristo es
nuestro modelo de oración y la oración de Jesucristo tiene su culmen en la
cruz; aquí no valen las actitudes egoístas, no valen los engaños, no valen las
traiciones, no valen las mentiras, no vale el quedar bien. Hoy los jóvenes no
entienden lo que es la oración, no entienden por qué no siempre se les ha
enseñado verdaderamente el sentido de la oración. En muchas ocasiones el
ejemplo de los mayores es totalmente nefasto y sin sentido: muchas veces no
rezamos adecuadamente y por lo tanto nuestra propia vida no va acorde con lo
que pensamos y sentimos; y nuestros jóvenes se confunden pues no ven
colateralidad entre lo que rezamos y lo que vivimos; somos, al no dar ejemplo,
un escándalo para ellos, confundimos sus conciencias, pues no saben si creer lo
que decimos o creer lo que ven sus ojos, y ellos ven nuestros actos egoístas y
llenos de mentira y falsedad, o creer lo que oyen sus oídos y oyen:
murmuraciones, calumnias, insultos, habladurías, sandeces. Hoy muchos huyen del
ejemplo de algunos cristianos y Dios les
pedirá o nos pedirá cuentas. Pero no nos
podemos quedar en lo negativo, queremos mejorar y con la ayuda de Dios podemos
mejorar, todos y cada uno, ahogando la maldad a base de esfuerzo, tesón, bondad
y cariño. Y quédate con esta última idea, te puede servir: “descubre la
maravilla del amor rezando y descubre la
maravilla de rezar amando”.
Publicada en Diario JAÉN
8 de noviembre de 2013