145 Agradecimiento al ministro Gallardón
Quiero
agradecer el ministro Gallardón el gesto de dimitir ante la negativa del
gobierno de aceptar su proyecto sobre la ley del aborto. Bien es cierto que no
puedo valorar en su conjunto la labor realizada por el ministro dado que no
tengo suficiente información de toda su trayectoria en el ministerio.
El
agradecimiento lo circunscribo a esta ley, teniendo en cuenta que conozco
detalles y circunstancias que se han dado en este proceso de elaboración del
proyecto y también la trascendencia del mismo, y dado también que de lo que
estamos hablando es de la vida del ser humano.
En
España se está perdiendo la sensibilidad ante muchas cosas. Hay millones y
millones de euros desaparecidos o escondidos o robados y nos acostumbramos; en
contrapartida hay millones de parados y nos acostumbramos. Aumenta
escandalosamente el número de pobres y nos acostumbramos. La política en gran
parte está podrida y nos acostumbramos y seguimos votando hasta que el olor sea
nauseabundo.
En
este proceso de la ley del aborto lo que se ve con evidencia es que interesan
más los votos que la realidad social o que los compromisos electorales o que la
vida humana o que la coherencia y honestidad. La desfachatez política en muchos
campos es evidente. En muchas cuestiones graves frecuentemente miran para otro
lado o se desentienden o se encogen de hombros.
Señor
Gallardón su honestidad en lo referente a esta ley le enorgullece y enorgullece
a todos los que como usted comparten posturas similares o comportamientos de
lealtad a unos principios. Hoy necesitamos más frecuentemente la gallardía y
talante del Sr. Ministro y no necesitamos la manga ancha de tantos y tantos que
sólo buscan su propio provecho, sea a costa de lo que sea.
Los
que hablan del aborto en muchos casos desconocen totalmente la realidad:
médica, psicológica y científica, diríamos que son ignorantes que en su
ignorancia desafían a la ciencia, y defienden el aborto por los beneficios económicos
que les proporciona, y lo hacen sin atender adecuadamente a la madre que a lo
mejor en otras circunstancias dejaría vivir a su hijo inocente y sería feliz.
Conocemos
casos en los que esta realidad es así, casos en los que al haberse evitado el
aborto: la madre es feliz, el padre es feliz, la familia es feliz y la hija
fruto de ese embarazo vive felizmente junto a los suyos.
El
caso opuesto produce: tribulación, desazón, tristeza y luto en el alma,
principalmente para la madre: que queriendo o sin querer, traiciona por
aniquilación horrenda la linda vida de su encantador hijo.
Publicada en “Cartas al Director,
Tu voz en la red” Digital 29 de septiembre de
2014
Publicada
en DIARIO DE AVILA Digital 30 de septiembre de
2014
Publicada en LA TRIBUNA DE ALBACETE Digital 30 de
septiembre de 2014
Publicado en Forumlibertas.com 1 de octubre de 2014
Publicada en Diario de
Burgos 30 de septiembre de
2014