271 "La guerra una derrota para la
humanidad"
En la plaza de San
Pedro del Vaticano, tuvo lugar la: “Vigilia por la Paz”. Nos reunía allí el Pastor
supremo de la Iglesia Católica: Papa Francisco. El Papa que ama y entiende las
encrucijadas del amor y sintoniza: con el ser humano, con la persona, con los
niños y con los ancianos. Es un auténtico apóstol de Jesucristo: cercano,
amable, cordial, simpático, generoso… Francisco en esta Jornada en la que se
reunieron alrededor de cien mil personas habló con fuerza y con garra, dijo: <<Nuestro
mundo en el corazón y en la mente de Dios es “casa de armonía y de paz”, un lugar
en el que todos pueden encontrar su puesto y sentirse “En casa”, porque: “Este
mundo es bueno>>. Y continuó el Santo Padre: “Toda la creación forma un
conjunto armonioso, forma una sola familia marcada por la fraternidad.” También
comentó que todo este caos se crea cuando el hombre, “vértice de la creación”,
pierde de vista el horizonte de belleza y de bondad y se encierra en su propio
egoísmo. Y para finalizar dice: ¡Que se acabe el sonido de las armas! La guerra significa siempre el
fracaso de la paz, es siempre una derrota para la humanidad". Y ha advertido que: "Ser persona
humana significa ser guardianes los unos de los otros.” Y si se pierde la
armonía, se produce una metamorfosis: “El hermano que deberíamos proteger y
amar se convierte en el adversario a: combatir, suprimir".
Una vez más ha recordado el Papa estas otras palabras y ahora os lo
mencionó yo que en tantas ocasiones las he utilizado. Palabras que
repetidamente he utilizado para inculcar a mis alumnos el camino de la paz; en
el lenguaje de la paz estas son las palabras y no otras y ella son: "Perdón,
diálogo, reconciliación, ellas son las
palabras de la paz: en la amada nación siria, en Oriente Medio, en todo el
mundo".
Tras la reflexión un conmovedor silencio ha cubierto la plaza durante
varios minutos. Después durante la adoración, siendo el Santísimo el centro de
atención, se han leído oraciones de los papas Pío XII, Juan XXIII, Juan Pablo
II y Benedicto XVI que han acompañado a la reflexión por la paz. Y finalizó
esta carta con el deseo de que la Virgen Santísima, reina de nuestros
corazones, nos proteja ahora y siempre: “Reina de la paz ruega por nosotros”.