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No adulterar la Constitución
Felicitar a nuestra
Constitución, puede parecer para algunos una memez, algo insustancial; para
otros un acierto, y sin embargo dada la consistente magnitud del
acontecimiento, considero, que así deberíamos hacer siempre, puesto que la
Constitución es ley entre leyes, norma entre las normas.
Pero ¡¡ojo!! la
Constitución no la debemos adulterar, cayendo en el error de pensar y de vivir,
como si solo fuera para los demás, cuando habla de obligaciones¡ iino!!
entonces es también para mí. Los derechos son nuestros derechos, pero de igual
manera, los deberes son también nuestros deberes; no nos quedemos con lo que
nos interesa, huyendo cobardemente de lo que nos estorba.
El cumplimiento de la
Constitución, con sus pros que los tiene, y sus contras que también los tiene,
es presupuesto de una democracia anclada en el puerto seguro de la estabilidad,
es presupuesto de paz, libertad y progreso. Si en ella hay algo que cambiar,
cámbiese, pero ante todo el respeto a algo que es esencial para el progreso, el
respeto a La raíz misma del sistema del que emana el tesoro democrático.
Publicada en Diario
JAÉN 13 del 12 de 1995