549 11-S. Muerte entre escombros y fe.

549   11-S. Muerte entre escombros y fe.

Para recordar el aniversario del 11-S contaron la historia de los Palombo, familia católica, cuyo padre fue uno de los bomberos sepultados en el 11-S y cuya madre murió años después de cáncer dejando diez huérfanos.  Sin embargo, todos ellos siguen teniendo muy presente una frase que sus padres le repetían: “Dios provee siempre”.
Los Palombo son una familia católica del Camino Neocatecumenal que viven en Estados Unidos y que permanece unida por su fe en Cristo, a pesar de que su padre perdió la vida.
No es muy común ver en la CNN testimonios de familias católicas en el que además no se hable mal de la Iglesia.
Es más, en este caso, esta televisión estadounidense hace un reportaje emotivo sobre una familia que a pesar de los reveses de la vida se ha agarrado a la fe.
La cadena televisiva CNN presentó este edificante caso en el que se ve que Dios es muy importante en la vida de los Palombo, quienes aún viven juntos, mantienen viva la fe y sobrellevan con esperanza las duras pruebas gracias a los transmitido por sus padres.
Han transcurrido 15 años del ataque terrorista en el World Trade Center de Nueva York. Aquel fatídico 11 de septiembre en el que Frank Palombo dio su vida para salvar otras, no solo como uno de los 343 valientes bomberos que murieron ese día, sino como un fervoroso católico que marcó la vida de toda su familia y su comunidad.
En 2001, después del fallecimiento de Frank a los 46 años, fue su esposa, Jean Palombo, quien tuvo que hacerse cargo de sus 10 hijos en su hogar de Brooklyn: 8 hombres y 2 mujeres que en aquel tiempo tenían entre 11 meses y 15 años.
El peor temor de Jean era que el Estado pusiera en duda su capacidad para criar a sus hijos, y por lo tanto, los separaran de ella. Sin embargo, esta madre mantuvo su fe en Dios, pensó en el amor que compartió con Frank durante 19 años y las lecciones aprendidas.
Ella repetía siempre: "Dios provee".
A pesar de las dificultades, Jean y sus 10 hijos siguieron adelante.
En 2009, 8 años después de la muerte de Frank, la familia recibió otro duro golpe: Jean fue diagnosticada con cáncer de colon.
El 8 de agosto de 2013, día en que dejó este mundo, a los 53 años les dijo Jean a sus hijos:
·        "Miren lo que hemos pasado juntos. Van a estar bien. Sean agradecidos. A veces las cosas van mal. Amen la vida, y hagan lo mejor que puedan”.
Jean murió en su casa rodeada de sus hijos y hermanos, quienes rezaron la oración del Credo durante sus últimos minutos.
Una de sus hijas, Maggie, de 13 años, dijo que experimentó una profunda paz:
·        “Mi mamá está en el cielo, yo sé que ella tiene la alegría completa, ¿qué más puedo desear para ella”.
Daniel, su hijo de 16, dijo sentirse muy afortunado de ser parte de esta familia, porque vio todo el bien en medio del sufrimiento y la partida de su madre.
Hoy en día los 10 hermanos viven en una casa de dos pisos en Ridgewood, Nueva Jersey.
Patrick, de 21, explicó que Frank y Jean:
·        “Nos inculcaron la importancia de estar juntos, comer juntos, rezar juntos...."
Los domingos, todos se reúnen para realizar la oración de la mañana. Narran también que su padre solía orar en la mesa de comedor y darle gracias a Dios por haberlo bendecido con tantos niños.
Frank se enamoró de Jean cuando se preparaba en el seminario para ser sacerdote, pero descubrió que su vocación era el matrimonio.
En 1979 se unió al cuerpo de bomberos de Nueva York y tres años más tarde se casó con Jean.
Él era un católico devoto y ella no quería tener nada que ver con la Iglesia. Sin embargo, fue a través de un retiro que Dios tocó el corazón de esta joven mujer.
“Abrió mi vida”, dijo Jean en ese momento.
Y dijo su cuarta hija, María.
·        "Descubrir que Dios la amaba le dio las fuerzas para seguir adelante, la hizo libre, le arrebató el miedo del sufrimiento".
Frank, se dedicaba a entrar a los edificios en llamas para salvar vidas, pero decia:
·        “Es aún más satisfactorio salvar el alma de una persona joven de las llamas eternas”.
Después de la tragedia, Jean se aseguró de esclarecerles a sus hijos, en todo momento, cualquier duda sobre el amor infinito y misericordioso que Dios tenía con ellos.
Ella incluso perdonó a los terroristas:
·        "El amor de Dios superó en mí este mal".
Y concluyó la hija.
·         "Eso es algo que nuestros padres nos transmitieron. Cuando hay sufrimiento, hay también alegría al final”.
Fuente: Religión en libertad.

Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 
13 octubre de 2016

Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital   17 octubre de 2016