125 En compañía del Trastorno bipolar.
Voy a
relatar el interesantísimo y puede ser que desconcertante testimonio sobre: la
personalidad, las dificultades y las vivencias de una persona con: “Trastorno
bipolar”.
Este
testimonio, en principio y aparentemente, positivo y enriquecedor me ha ayudado
a entender muchas cosas de este mundo de las enfermedades psíquicas tan
desconocido aun, pero a su vez tan frecuente y cada vez con más interrogantes.
Esta
persona con T.B. nos dice:
<<Siempre
dije que si volviera a nacer elegiría ser una persona con trastorno bipolar. Somos
poseedores de un don. Somos una clase elegida, inspiradora, capaz de actuar y
de crear de una manera muy especial>>.
Y sigue
diciendo algo que yo desde mi personal conocimiento me llena de satisfacción
por poder ver en estas personas una existencia: vivificadora, creadora,
cautivadora que nos debe hacer reflexionar a todos: <<Me vienen estos
pensamientos sobre lo que considero que son las enfermedades mentales,
agradeciendo que me permita elucubrar con una particular iluminación; no
obstante, sin dejar de estar muy aterrizada en la realidad. Iluminada,
inspirada, pero realista>>.
Estas
enfermedades crean ante la sociedad y ante la familia incluso un carácter de
exclusión y de aislamiento y sin embargo esta persona se abre, indicándonos
incluso que desde su propio yo: aprende y puede enorgullecerse de su yo, y nos
dice:
<<Y
este es el resultado de un proceso de estudio interior, constante,
imperecedero, a través de veinte y tantos años como portadora de este
trastorno; un proceso que me ayuda a
verme desde dentro y a tratar
también de hacerlo desde fuera o sea en cierta manera conocerme como los demás
me conocen. Y de ese estudio me alzo en defensa de la enfermedad mental>>.
Nuestra
protagonista T.B. llega a más y nos explica y nos descubre lo que para él o
ella pueden ser incluso sus beneficios:
<<La
enfermedad mental es una oportunidad de conectar con nuestro yo interior. Porque
en cada situación difícil, durante y después, ocurre la necesidad de una
afectividad que nos obliga a hacernos preguntas, a indagar las causas del
porqué nos sentimos de esta o de la otra manera. Esta situación nos enfrenta
ante las culpas, los remordimientos, etc. Saliendo de aquí un poco más estables
para poder escudriñar los intríngulis de nuestra personalidad, de las facetas
de nuestro carácter. Y conectamos entonces mejor con nuestros humores y
emociones>>.
Aquí, en
el relato siguiente, nos da a conocer por con sencillez y con seguridad
aspectos muy interesantes y que nos pueden ayudar mucho a todos y especialmente
a las personas con padecimientos similares:
<<La
enfermedad mental es intelectualmente motivadora: hay que leer para poder
aprender sobre nosotros, para comunicarnos con nuestros semejantes y compartir
conjeturas ideológicas. Nos insta a averiguar respecto a lo que debemos hacer o
no hacer para poder estar mejor, como ejercitarnos, etc. Nos inspira para:
crear, escribir, hacer un diario, pintar. El mismo esfuerzo de entendernos es
un proceso que implica funciones intelectuales. El enajenarnos, aunque negativo
muchas veces, también puede ayudar a la creatividad al igual que el mismo
silencio tan valioso en tantas y tantas ocasiones>>.
Ahora,
con una clara agudeza mental y con absoluta transparencia ilustrativa, nos
habla del silencio y su poder como aliado y como elemento de relajación y de
creación interior. Él o ella nos dice de nuevo:
<<La
enfermedad mental nos descubre el silencio. Tenemos mucho tiempo para vivirlo,
definirlo, palparlo, pintarlo… Muchas veces se nos pide meditar como parte de
nuestro tratamiento y es aquí donde podemos experimentar lo balsámico que puede
ser el silencio. En ese instante cuando nos alejamos de los demás, cuando
hacemos reflexión interior, en las terapias ocupacionales…. El silencio es
nuestro aliado para reafirmar ideas, para reencontrarnos, para aclararnos, para
liberarnos… Nos da paz conciliadora. Es un atenuante de la ansiedad y de varias
clases de crisis. Tenemos una alta capacidad de apartarnos del ruido y conectar
con este bálsamo, con esta batería natural de energías. Aunque no lo creamos,
somos capaces de centrarnos por mucho tiempo en discernir sobre algo y aquí es
cuando nos llega el silencio>>.
El
cerebro es también un órgano vital en esta enfermedad y por ello nuestro
protagonista también habla de él, y dice:
<<Muchos
de los enfermos se preocupan y se toman muy en serio mantener saludable y
activo el cerebro sumergiéndose en actividades intelectuales para mejorar la
memoria, ampliar la atención, versatilizar la locuacidad y optimizar la
flexibilidad de pensamiento; por la cual muchos, o la gran mayor parte de
nosotros, poseemos un talento creativo significativo>>.
Y para
terminar nuestro: “peculiar enfermo/a” nos hace la siguiente valoración:
<<Soy
portador/a de una enfermedad mental. Estoy orgulloso/a, y actualmente muy
conectada con la belleza de mi cerebro especial. Hay un dicho muy veraz que
dice: ”Si no puedes con tus enemigos únete a ellos”. Y de esta manera propongo
aliarnos con nuestro interior; aceptarnos y destinarnos a explorar esas
oportunidades de desarrollo que nos posibilita la enfermedad. La enfermedad
mental, incluso podemos decir, es como un brote: ingeniosamente peculiar,
diferente y cultivable de la misma salud.
En
resumen puedo decir que aunque al principio me parecía fuerte lo que nuestro
protagonista dice: “Si volviera a nacer elegiría ser una persona con
trastorno bipolar”. Ahora puedo entenderlo en el contexto en el que lo dice,
pues él o ella después de la valoración de sus experiencias emotivas y de
personalidad ha descubierto una riqueza, dada la cual, ha valorado muy
positivamente lo sucedido en su vida. De todas maneras es cierto que no todo el
mundo tiene que compartir ni este criterio ni lo referente a este testimonio.
Publicada en “Cartas al Director,
Tu voz en la red” Digital 31 de agosto de 2014