337 La
secuencia amorosa del acontecer diario
En nuestra vida de cada día es necesario subir los
peldaños del amor y puesto que no es fácil tenemos que hacerlo poco a poco
procurando además no bajar los escalones del desamor. La vida se compone de un sinfín
de comportamientos contrapuestos, casi simultáneamente subimos y bajamos en
sucesos repetitivos de los cuales a veces ni nos damos cuenta. Y eso sucede
también en la secuencia amorosa del acontecer diario: amor y alegría; desamor y
desaliento; roses con los demás, faltas de cariño, malas contestaciones, un
insulto repentino, una mentira, un desaire; un beso, un regalo, una palabra
cariñosa; una falta de entendimiento, un enfrentamiento serio, una voz; un
detalle de cariño, un favor que me piden, un saludo con el corazón; una actitud
fría, una mirada triste.. Todo esto se mezcla con demasiada frecuencia, aciertos,
desaciertos; hacemos el bien y a continuación nos equivocamos, otras veces
cometemos imprudencias en el trato que pueden dañar a los demás; muchas veces
no podemos evitar los desaciertos, pero tenemos que procurar generalizar cada
vez más la actitudes amables; se nos puede escapar una incongruencia pero
debemos rectificar pronto y si es necesario pedir perdón, y hacia adelante
buscando siempre de nuevo el bien y la bondad. Llama la atención en el Padre
nuestro que: Jesús dice que perdona nuestros pecados, pero siempre que nosotros
perdonemos a los que nos han ofendido; quiere decir que perdona si nosotros
perdonamos; es el único párrafo en el Padre nuestro en el que nos pone una
condición. Por eso es tan importante perdonar a los demás y esto a veces no es
fácil y no solamente no es fácil sino que es a veces muy difícil. El papa
Francisco continuamente nos habla de tener un trato amable con todos, de ser
generosos, de ser comprensivos, de respetar, de ser sensibles ante los
problemas de los demás, de buscar soluciones a los problemas graves de este
mundo nuestro, de desterrar el egoísmo, de huir del odio y de la venganza, de
ceder cuando las circunstancias lo requieran, de huir del despotismo, de no
despreciar a nadie, de ofrecer siempre nuestra mano generosa, de pensar en los
demás, de aceptar a los demás, de sentir la cercanía de los demás, de sufrir
con los que sufren, de ofrecer nuestra compañía a las personas solitarias, de
ayudar al enfermo, de preocuparnos de los jóvenes y de su educación y de sus
valores, de dar formación humana y cristiana, de entregar nuestra riqueza: poca
o mucha, de mostrar nuestra alegría a los demás, de ofrecer simpatía, de ser
solidario, de rezar por todas las personas, de llorar con el que llora, de
explicar a la gente el sentido del dolor y el sentido de la muerte, de
catequizar sobre el sentido de la vida en su plenitud, y de hablar de Dios, de
ayudar a los demás a sintonizar con el amor, de apreciar lo que los demás
hacen, de buscar la paz, de ejercitarse en la sencillez y en la naturalidad, de
buscar siempre la cordialidad entre todos, de crear ambientes de familia, de
valorar el trabajo, de buscar la unión, de hacer de nuestra vida un camino
hacia Dios pero un camino – a ser posible - sin asperezas sin obstáculos. Un
camino divino hacia lo Divino. En este
breve artículo he puesto indicadores de lo que puede ser una actitud
generosa hacia lo demás, cada uno puede añadir aspectos distintos, virtudes
distintas, puntos de vista distintos y entre unos y otros con buena voluntad
podemos ir creando un ambiente generalizado de paz y de concordia: en el
trabajo, en el colegio, en la calle, en el hogar, en el café, en la iglesia,
entre los amigos, en los hospitales y en todos los lugares donde nos
encontremos los seres humanos. ¡Adelante! Subamos decididamente hacia el amor.
La grandeza del amor es nuestra meta.
Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 23 de junio de
2014
Publicada
en DIARIO DE AVILA Digital 23 de junio de 2014
Publicado
en Forumlibertas.com 25 de
junio de 2014
Publicada en Diario JAÉN
30 de junio de 2014