Artículo
162 El eco de una tradición andaluza
Bujalance, cada año, se hace
eco de una tradición andaluza, que enriquece nuestra cultura y nuestro arte y que
fortalece nuestra fe. La Semana Santa, en Bujalance, se vive de una forma
ejemplarmente vivificadora. Cada año: la Semana Santa, cala hondo en el
sentimiento de los nuestros; y a todos aprovecha: a unos, desde la óptica de la
fe; a otros, desde la óptica de los sentimientos; y a otros, desde la óptica de
la tradición. En todos, esta semana,
deja una huella profunda, un sello con una marca alentadoramente imborrable;
algo especialmente inexplicable: pero bello, profundamente emotivo.
La Borriquita, con esa
peculiar procesión de las palmas, abre la puerta de esta Semana Grande.
Todos, en Bujalance, dejarían
sus capas, sus túnicas, sus vestidos; lo dejarían todo en el suelo en señal de
pasión amorosa hacia ese Jesús que pasa.
El Vía-Crucis es una muestra
del carácter penitencial de estas vivencias, cargadas de deseos de conversión.
Aquí la reflexión llena de contenido
esta sagrada y mística experiencia.
La Oración en el Huerto y el
Señor en su Prendimiento es precedida por una Cruz vacía; una Cruz que, por sí
sola, es todo un símbolo; un símbolo purificador, lleno: de historia, de rezos,
de dolor, de esperanza. El paso de la Oración del Huerto, nos traslada a la vivencia de un Jesús abatido, angustiado, triste.... Los olivos de
este huerto, nos evocan la riqueza de nuestra tierra y el sudor y el esfuerzo de muchos hombres, que
gracias a su trabajo - duro trabajo- pueden vivir con dignidad.
Nuestro Padre Jesús, desde su
ermita, llena de luz cada madrugada. La vivencia especial de esta madrugada:
nos llena de emoción. Todos esperamos algo peculiar de esta noche Santa. En
ella - en esta mágica noche- ofrecemos a Nuestro Padre Jesús todo lo que
tenemos y pedimos: tantas y tantas cosas. De la experiencia de esta noche
salimos reconfortados. La Gracia Divina nos sumerge en la esperanza.
El
viernes, ese encuentro de María con Jesús. Es el encuentro, apasionante, de un
Jesús que muere; y al morir, deja: helado nuestro aliento, fría muestra alma y
dolorido todo nuestro ser.
Pero, tras este episodio
desalentador viene la alegría de la resurrección. El Resucitado de Bujalance,
abre con su Madre la puerta de la Santa
Alegría. Que bonito es ese encuentro: las dos imágenes frente a frente. Y con
ese gesto, con, ese encuentro acaba una gran semana. Una Semana Santa rica para
el espíritu y rica para los auténticos
valores del ser humano.
Bujalance lo vive, y -año tras
año- ininterrumpidamente, lo transmite.
Bujalance con constancia transmite la riqueza de su amorosa vivencia.
Atrás han quedado las figuras
de los romanos, la belleza de las mantillas, la armonía de las bandas, la
inocencia de los monaguillos. Atrás quedo: el incienso, la cera y la flor.
Atrás quedó el recuerdo. ¡Y delante! : En el horizonte brillante de nuestra
tierra, queda el esplendor luminoso de una nueva esperanza
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Video Semana Santa Bujalance
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