472 La vivencia del cariño cordial
Muchos de los
acontecimientos habituales de la vida nos regalan los fundamentos para vivir
cada día la belleza y la grandeza de lo cotidiano.
La vivencia del
cariño cordial y tierno en un clima de
hogar cálido, nos transmite que lo más corriente tiene valor suficiente como
para poderse convertir en referencia entrañable.
Si al amanecer
cada mañana, en vez de sentir:
·
El tedio, el desaliento, la pereza, la desgana, la desilusión, el abatimiento,
la claudicación, el miedo a una nueva jornada, el peso del trabajo, la dureza
de las relaciones interpersonales.
En vez de
sentir y vivir con todo esto, acierto a traer a la memoria la voz del salmista:
·
“Oh Dios, Tú eres mi Dios, por ti madrugo”.
Si soy capaz de
atraer esa voz del salmo, todo será diferente, y todo alcanzará una posibilidad
de ofrenda amorosa y agradecida.
Y la jornada se
convertirá en una muy grata oportunidad para construir, en colaboración con el
Hacedor de todas las cosas, un mundo más habitable, más humano y más feliz.
Si, cuando te preparas
para ir a trabajar, al pisar la calle, ante lo impactante: del tráfico o de la
soledad de la urbe, del frío o del aire contaminado, te atreves a encarar la
jornada con generosidad pensando en tantos que quizá no pueden levantarse, o no
tienen dónde poner sus manos y sentir la dignidad de quien ejerce una tarea
profesional, sentirás la bendición que significa ganar el pan de cada día y te
llenarás de compasión y de gratitud.
No te quedes
inmerso en tus problemas, ni en tus fracasos, ni te evadas en tu
individualismo; la humanidad necesita el excelso mensaje de los que interpretan
todo acontecimiento de manera sublime y trascendente, y no sucumben
miserablemente: en la limitación material de los hechos o en la lamentable
ingratitud de los aconteceres.
Ninguna lágrima,
ninguna sonrisa, ni ningún gesto amable se pierden; por el contrario, ellos humanizan
la existencia.
La esperanza es
un regalo de la fe; y si lo ordinario puede introducirnos, a veces, en una
estancia:
·
Sobria, discreta, y hasta algo penosa.
Por la virtud
teologal todo queda abierto a la providencia y a la presencia del Misterio,
hasta en lo más doméstico e íntimo que suceda.
Este tiempo se
puede convertir en escuela y en enseñanza para saber trascender:
·
El silencio, la soledad, el trabajo, la convivencia familiar, las relaciones
sociales, el tiempo hacendoso.
Y
transformarlo:
·
En generosidad, en entrega, en proyecto fecundo, en amor, en crecimiento
personal, en eficacia productiva, en experiencia de madurez, en necesidad de
misericordia, en sabiduría acrisolada, en don, en gracia.
Mira la
naturaleza:
·
Ella te enseña los ciclos de la flor y de la cosecha.
Ahora es tiempo
de siembra, y de espera agradecida:
·
No sucumbas, ni te hundas, ni te desalientes; por dejarte conducir por los
que solo ven la historia como: simples y pasivos espectadores, y con apatía, y sin
horizonte.
Adelante,
animo, siembra:
·
Y comprobaras la riqueza del tesoro, y la grandeza y la inmensidad del nuevo
fruto.
·
Y veras nuevos horizontes; y alcanzaras la dicha; y tendrás paz.
Junto con Ángel Moreno de
Buenafuente, fuente de este artículo, te
he dicho lo que creo y lo que se; y Dios, el “Dios Amor” seguro que pondrá el
resto.
Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 18 de mayo 2016
Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital 30 de mayo de 2016
Publicada
en Diario JAÉN 6 junio
2016