¡Felicidades España! Nadie
puede dudar de la importancia que la Constitución tiene en el sistema Democrático
Español. Y si importante es la Constitución más importante aún es el buen uso
que se haga de ella. No vale que adaptemos la Constitución para que sirva de
beneficio a unos pocos en detrimento del colectivo general. No vale que, como
siempre, al que tiene se le de cada vez más y al que no tiene se le quite hasta
lo poco que tiene. No vale que las
regiones pobres sean cada vez más pobres y a las ricas se les
"atiborre" de beneficios, justificándolo esto diciendo que era una
herencia histórica a la que tenían derecho.
Dentro del marco de la Constitución los elementos primordiales
que deben emanar de ella son: la libertad, la justicia, la defensa de la vida,
la paz, el progreso.... La Constitución es como un manantial prodigioso del que
emana el agua pura, el agua cristalina, el agua limpia.... Así de la
Constitución debe de emanar la felicidad y la dicha para todos los españoles.
La Constitución es pilar firme, roca segura, columna esbelta. La Constitución
nos llena de estímulo cuando defiende la vida de todos: nacidos y no nacidos
aun. La Constitución nos llena de alegría cuando, como un padre bueno, reparte
a manos llenas bienes de todo tipo y todo en perfecta armonía, como sucede en
una familia que goza de paz y concordia. La Constitución es pilar
fundamental cuando abre sus puertas y
ventanas para que entre el aire puro de la libertad y las cierra para que no entre el aire viciado
del libertinaje. El libertinaje es hoy el fruto de una mala estructura social
de décadas anteriores en las que, por desgracia, se entendió mal la libertad.
Muchos jóvenes hoy son esclavos de vicios y pasiones por habérsele ofrecido un
concepto muy equivocado de la libertad. Hoy tenemos que sufrir las
consecuencias de no haber sabido, durante algunos años, explicar a los jóvenes
que la libertad no es hacer a uno lo que
le place olvidándose: de las normas, de los deberes, de los criterios, de la
ética, de la moral, de la educación, del respeto y olvidándose por qué no
decirlo de Dios que es el padre de la
libertad, el creador de la libertad. Dios debe de seguir brillando, como
antorcha luminosa, en el horizonte de España. Dónde está Dios hay concordia. Es
muy bueno que España siga creyendo en Dios y más bueno aun que Él, desde su
trono de infinita sabiduría, siga creyendo en España. En este punto es
importante destacar que la creencia en Dios no se puede imponer a nadie, la
creencia en Dios es fruto de la libertad personal, los españoles debemos de
respetarnos sean cuales sean nuestros credos y sean cuales sean nuestras ideologías.
Dios, desde el principio de la creación ha respetado al hombre, ha dejado que
el hombre elija su destino y su vida. Cada uno tendrá que elegir. El bien no se
impone, se ofrece, se entrega, se da.
Carta
publicada en el Diario Jaén el 6 de Diciembre de 2003
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