389 Rozando
el cielo
Estas navidades mi familia y yo hemos estado en
una casa rural de sierra morena en la sierra de Andújar. En un lugar de ensueño,
que parece más una estancia cercana al celestial paraíso.
La cercanía de un inmenso bosque de pinos, los
grandes bloques de piedras propios del lugar, la armonía y perfección de toda
la naturaleza alli existente, los olivos, las chumberas, la silueta de un
horizonte en el que se entremezcla lo más bello de nuestra tierra con la
belleza natural de ese cielo de Andalucía. Todo tenía una hermosura que
gratamente impregnaba nuestros sentidos.
A veces es difícil explicar el mágico encanto de
la belleza. A veces es difícil hacer el relato de una experiencia singular. La
grandiosidad que podemos encontrar en un paisaje que se forma debido a millones
de partículas que sintonizan entre sí ofreciéndonos un panorama singularmente
bello es difícil de explicar y de describir.
Creo que es imposible describir la belleza en toda
su magnitud y si se pudiera creo que sería porque esa belleza adolece de su
propia esencia.
Podemos dar detalles, describir circunstancias,
dibujar aspectos, relatar contenidos, pero en su absoluta inmensidad no podemos
globalmente describir la belleza.
Lo más importante, lo esencial, lo genuino de un
bello paisaje, de una bella mujer, de una bella obra de arte no se puede
describir, pues en su plenitud sobrepasa a lo corpóreo y sensorial.
Describir la belleza inconmensurable de un
acontecimiento es como despojarla de gran parte de su belleza, es como
desnudarla ante nosotros quitándole por tanto ese mágico pudor que es el mejor
de sus distintivos.
Dios en la sierra de Andújar ha dejado la huella
irrefutable de su propia esencia, ha dejado importantes rasgos de su divina
majestuosidad y todo esto es difícil describir, pues la belleza natural está
inmersa en la belleza del alma.
Sin los atributos de nuestro espíritu no seríamos
capaces de descubrir en todo su armonía la belleza, es por eso por lo que Dios
en muchas circunstancias nos pide un abandono de lo pasajero para que
entendamos mejor las realidades divinas.
Despojados de la materia vemos con más nitidez las
grandes e inmensas bellezas que se encuentran en el infinito cosmos de la vida
del espíritu.
Es por ello por lo que siempre a través de Dios
todo lo vemos mejor: la naturaleza, la ciencia, el arte, la vida; todo esto se
observa mejor bajo la óptica de un Dios que apasionadamente ha creado un
infinito universo para nosotros. Acerquémonos a Dios y descubramos las
maravillas inconmensurables de una creación perfecta, hecha solo para nosotros,
para nuestra felicidad y para nuestro disfrute.
En estos días en Andújar hemos estado “rozando el
cielo” y desde la lejanía hemos descubierto la magnitud de un algo inalcanzable,
hemos podido descubrir destellos de un apasionante infinito, de un cosmos
inimaginable, de una eternidad grandiosa. Dios estaba cerca pero un abismo
inmenso, la propia limitación, impedía su proximidad, ya sabemos que Dios está;
sólo nos queda, día a día, ir en su búsqueda: a través de la naturaleza, a
través de la ciencia, a través del arte, a través de la majestuosidad del
universo y a través de todos los seres humanos.
Publicada en “Cartas al Director,
Tu voz en la red” Digital 23 enero de 2015
Publicada
en Diario JAÉN 27 enero de 2015