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una tumba florece la vida.
Hace poco tiempo, una
mujer que estaba embarazada, al saber que iba a morir, pidió que, si era
posible, la vida de su hijo siguiera adelante. Quería, que su cuerpo –muerto-
fuese tierra fértil en la que terminara de germinar la vida. Y es que cuando se ama hasta las tinieblas de una fúnebre
existencia se pueden transformar en vida.
Esta mujer es un claro ejemplo de la fuerza de la
maternidad. Ella quiso que su muerte fuese un eslabón importante en la cadena
de la vida. ¡Quiso! : Que su vida se
prolongara en ese hijo. ¡Ella!, a la vez, con ese gesto generoso, se adueño de
la eternidad; porque Dios premia la vida con la Vida, la vida con el Amor, la
vida con la Felicidad . Como contrasta
esta actitud positiva, con la actitud de esas otras mujeres que convierten su
cuerpo en lugar de tortura para otra vida indefensa. Que triste ha de ser: desprenderse,
malvadamente, del fruto de sus entrañas. Que
triste es el panorama futuro, el incierto horizonte, de una madre que
aborta. Es cierto que hay casos espeluznantes, pero siempre la destrucción es
más espeluznante aún; y más aún, cuando se destruye la vida, y lo hace, además,
la misma persona que la engendra. Es como si la vida se volviese contra la
vida.
En demasiadas ocasiones
ya, queremos el placer sexual: en donde florece la flor, pero no queremos el
fruto: porque el fruto es un niño o una niña que hay que alimentar, cuidar y
atender.
Manantial de Vida |
Hay que desterrar el aborto de nuestro
mundo.
Hay que desterrar el hambre, la miseria,
la pobreza...
Hay que desterrar el egoísmo, la
crueldad, el terrorismo, la muerte violenta...
Hay
que implantar un nuevo sistema de vida más acorde con la digna condición
del ser humano: ¡Hay que implantarlo y se implantará!
La cultura de la vida será posible, antes de que
lo pasajero acabe –definitivamente- sumergido en lo Eterno. Antes de que la
vida se transforme en Eternidad. Antes
de que tú y tú y tú... te duermas
en el sueño de tu propio egoísmo.
Publicada en Diario JAEN el 2
- 2 - 2000
Publicada en Diario CORDOBA el 7
- 2 - 2000