146    En una tumba florece la vida.

Hace poco tiempo, una mujer que estaba embarazada, al saber que iba a morir, pidió que, si era posible, la vida de su hijo siguiera adelante. Quería, que su cuerpo –muerto- fuese tierra fértil en la que terminara de germinar la vida.  Y es que cuando  se ama hasta las tinieblas de una fúnebre existencia se pueden transformar en vida.
Esta mujer  es un claro ejemplo de la fuerza de la maternidad. Ella quiso que su muerte fuese un eslabón importante en la cadena de  la vida. ¡Quiso! : Que su vida se prolongara en ese hijo. ¡Ella!, a la vez, con ese gesto generoso, se adueño de la eternidad; porque Dios premia la vida con la Vida, la vida con el Amor, la vida con la  Felicidad . Como contrasta esta actitud positiva, con la actitud de esas otras mujeres que convierten su cuerpo en lugar de tortura para otra vida indefensa. Que triste ha de ser: desprenderse, malvadamente, del fruto de sus entrañas. Que  triste es el panorama futuro, el incierto horizonte, de una madre que aborta. Es cierto que hay casos espeluznantes, pero siempre la destrucción es más espeluznante aún; y más aún, cuando se destruye la vida, y lo hace, además, la misma persona que la engendra. Es como si la vida se volviese contra la vida.
En demasiadas ocasiones ya, queremos el placer sexual: en donde florece la flor, pero no queremos el fruto: porque el fruto es un niño o una niña que hay que alimentar, cuidar y atender.
Manantial de Vida
El otro día, venía la noticia, de que se estaban creando en Francia centros en los que se atendían a mujeres que iban a abortar, para que  pudieran dar a luz a sus hijos, y contaran con los medios necesarios  para no verse indefensas. Todos debemos aportar nuestro granito de arena, para que la cultura de la vida se extienda por el mundo, haciendo posible: ese milagro, ese fruto, esa luz, esa esperanza.

Hay que desterrar el aborto de nuestro mundo.

Hay que desterrar el hambre, la miseria, la pobreza...

Hay que desterrar el egoísmo, la crueldad, el terrorismo, la muerte violenta...

Hay  que implantar un nuevo sistema de vida más acorde con la digna condición del ser humano: ¡Hay que implantarlo y se implantará!

La  cultura de la vida será posible, antes de que lo pasajero acabe –definitivamente- sumergido en lo Eterno. Antes de que la vida se transforme en Eternidad. Antes  de que tú y tú y tú...  te duermas en el sueño de tu propio egoísmo.





Publicada en Diario JAEN  el   2 -  2 - 2000
Publicada en Diario CORDOBA  el   7 -  2 - 2000