524. Los bobos también presumen.

524.   Los bobos también presumen.

Vemos que hay gente que, quizás siendo normalmente poca cosa en la vida, les gusta presumir y hacer alarde de cosas banales  y superfluas como el coche o la moto o la casa de campo.
Yo no quiero presumir de eso, ni de apartamento en la playa, ni de chalé, ni de belleza, ni de vestir la mejor ropa.
Si me gustaría que los ciudadanos del mundo haciendo un alarde de prepotencia positiva:
·        Nos gustara presumir de ser personas con valores, con virtudes, con capacidad de trabajo.
·        Nos gustara presumir de ser personas sencillas, cercanas a la gente, serviciales, veraces, nobles, leales, amables.
Hay actitudes de la gente que por otro lado repelen o deberían repeler a los ciudadanos que nos consideramos normales por ejemplo:
·        La prepotencia, la soberbia, el orgullo, la vanidad, el deseo de sobresalir, el humillar a los demás, la vanagloria, el endiosamiento, la tiranía.
Hay personas que viven exclusivamente enarbolando estas banderas, personas que se consideran algo y que en realidad son, por su grosera actitud: escoria social, ¡eso si! embellecida en el mejor de los casos.
Hay personas que por su capacidad de trabajo, por ejemplo, valen y quizás muchos; pero su capacidad de sobresalir, de quedar por encima de los demás, los convierte en seres ridículos y poco o nada atractivos para sus conciudadanos.
Sólo son útiles para alimentar su ego y para hablar continuamente de ese yo personal que lo convierten en su Dios.
De todos modos en la mayoría de los casos no nos podemos esconder y la gente descubre enseguida quién y cómo somos; y si somos soberbios y engreídos nos delatarán y huirán de nosotros: ignorándonos, y dejándonos:
En la escondida soledad de nuestra propia miseria.
En el abandono ridículo de nuestra propia mezquindad.
En nuestra falsedad y en nuestras mentira.
En nuestra egocéntrica y funesta insensatez.
En nuestro alarde de vana fantasía.
En nuestra indecencia intolerable e insostenible
En uno u otro caso, nos podamos o no nos podamos esconder de los demás, Dios está siempre vigilante y conoce nuestras vidas y en su momento será juez de nuestras acciones y ante Él no caben mezquindades, ni orgullos, ni “coches”, ni “chalés”; ante Él solo el amor es moneda valiosa.

Publicada en Diario JAÉN    17 de agosto de 2017

Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital   17 de agosto de 2017

Publicado en La Nueva España. Prensa Asturiana. Digital.   17 de agosto de 2017