575 Adviento, un tiempo de esperanza.

575   Adviento, un tiempo de esperanza.

Según el calendario litúrgico de la iglesia católica este tiempo es el tiempo de adviento y consta de los cuatro domingos antes de la celebración de la Navidad.
Es un tiempo de esperanza, de una esperanza que “cabalga” entre el dolor y la alegría.
El dolor por ser éste un tiempo penitencial, al igual que la cuaresma. Un tiempo de conversión, de reflexión y de rectificación, si fuera necesario, del rumbo de nuestra vida.
Es un tiempo también de alegría, pues es la espera jubilosa del nacimiento de Jesucristo.
Por lo tanto es un tiempo de profundizar en el sentido de nuestras creencias y en el sentido de nuestra vida, ahondando en aquello que es prioritario y profundizando una vez más en las raíces de nuestra existencia.
La vida es una realidad vital, pero la muerte puede llamar cualquier día a nuestra puerta, cualquier día es cualquier día; y hay que estar preparado:
·        Preparado siempre para vivir y preparado para morir.
Por desgracia el sentido de la vida no es una cuestión primordial para muchos.
Muchas personas pasan la vida sin ahondar en su sentido y en su realidad.
Muchas personas ni conocen, ni quieren conocer la doctrina de nuestro Salvador Jesucristo; que es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida; y pasan la vida sin más, preocupados sólo de lo transitorio y:
·        Olvidados completamente de lo eterno, de lo trascendente, de lo infinito.
·        Olvidados de Dios.
·        Olvidados de su mensaje, de su enseñanza y de su llamada continúa a la trascendencia.
·        Olvidados de esa vida con mayúsculas que nos espera tras el pórtico inapelable de esa muerte terrenal.
Vivamos estos días de Navidad, junto al niño Jesús:
·        En ese Belén material que en este tiempo ponemos.
·        Y también en ese Belén espiritual que anida en nuestros corazones.
·        Y vivamos fuertemente anclados en su doctrina y en su vida salvadora.
Vivamos también junto a nuestra familia y a nuestros amigos, y junto a todos esos, millones en la tierra, que pasan necesidad o sufrimiento.
Y para terminar sigamos el ejemplo enriquecedor y vivo del papa Francisco:
·        El Papa de la fe y de las obras.
·        El Papa de la doctrina y del ejemplo.
·        El Papa de la realidad viva de cada día y del amor implícito que esta realidad conlleva.

Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital   5 de diciembre de 2016

Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 
18 de diciembre de 2016