Concurso Literario de Villacarrillo

Primavera de 1999
Tercer Premio  
Concurso Literario de Villacarrillo 

El Divino esplendor de un acontecimiento 


¡Es domingo!... Domingo espléndido....

Domingo bullicioso y callejero....

¡Domingo alegre!


¡Villacarrillo!

Con el señorío del que sabe hacer gala:

Se viste de fiesta....

Todo aquí se llena de  luz


El bello amanecer, presagia:

Que algo grande ha de  suceder


El redoble de las campanas, nos hablan:

De acontecimientos... De celebraciones... De efemérides...


La primavera nos indica:

Con su espléndida magia

Y con su aire encantado

El bello resplandor de la esperanza


¡Nuestros corazones! : Laten emocionados

Y nos señalan la fuerza irresistible:

Del amor, del cariño, de la entrega...


¿Y nuestros hijos?

¡Nuestros hijos! ¡Ellos! ....

Los hijos de Villacarrillo: Se visten de blanco

Enarbolando la blanca bandera de su limpia pureza


¡Ellos! ¡Los niños! : Son los señores

¡Grandes Señores!

¡En un día! Lleno de maravillas

En el que  la magia de la ilusión se palpa....

El cariño de Jesús por los niños se descubre....

La sensible vivencia, dulcemente, se paladea


Todo, aquí brilla, en este día exuberante de luz:

El rostro cálido del anciano

La cara dolorida del enfermo

Los ojos de pena, del que triste:

Ha visto la marcha fugaz del ser querido que amaba.

¡Aquí: todo  brilla!

Villacarrillo luce el espléndido traje "nupcial"
Traje de  fiesta grande.


Villacarrillo deja hoy...

La rutina de  lo cotidiano y coge con orgullo:

El aliento estimulante

La savia divina

El aire  distinguido...


Aire  peculiar de los días que se llenan de esplendores...

De los días mágicos

¡Esos días! En que se viven acontecimientos trascendentes...


¡¡Respira profundo!!

¡Oxigena tu cuerpo de  aire puro! :

Aire: Muy, muy puro

¡Llena! : Los pulmones de tu alma de un nuevo amanecer.

¡Porque!

Y esto es lo importante:

¡Atención! : ¡Saborea y disfrútalo!

¡Dilo despacio!

¡Por qué! : ¡Esto!... ¡Es: Lo importante!...

                                Jesús sale a la calle

Dios se hace presente en nuestra villa


El silencio ha de romper en alegría.

La canción sale del corazón.

Y cantamos  al Amor

Cantamos alegres:

Aunque el corazón lo tengamos dolorido:

Por la pena, por  la contrariedad, por la desdicha...


Cantamos porque Él esta aquí:

Pisando tu calle.

Acariciando tu puerta.

Rozando tu balcón.

Oliendo tu flor.

Escuchando tu voz.

Descubriendo tu alma.

Sintiendo tu oración:

¡Una oración! Encendida, serena, cautivadora.

Contemplando los adornos de tu casa:

Adornos festivos de día grande.


             Jesús Sacramentado: Recorre nuestra ciudad.

¡Tú, ve con Él!


Jesús Sacramentado: Sale a calle.

¡Tú, acompáñale!


Jesús Sacramentado: Respira nuestro aire.

¡Tú, préstale, con ilusión:

Tu propio corazón de enamorado


¡Domingo! : ¡Es domingo!

¡Domingo y fiesta grande!

Villacarrillo lo sabe y lo  vive...

El procesionar de Cristo: Acaba de empezar.


!Tú! Acompaña y contempla

Llénate: De la fuerza de  su amor....

Arrodíllate y adora.

  
¡Dios! ¡Nuestro Dios! ¡Tu Dios!

Él: ¡Poder! ¡Majestad! ¡Sabiduría! ...

Él está ahí... ¿No lo ves?


¡Pues Él! :

Esta ahí y te busca....

¡Tú Ámalo!


Desde Villacarrillo y en este día: ¡Ámalo!

¡Siempre! ¡Siempre! ¡Siempre! :

¡Tú Ámalo! ...


Cuando Villacarrillo vive así.

Cuando Villacarrillo vive: Ese clamor

 Ese clamor de -bella e intensa- oración:

Todo se transforma en una gran fiesta


¡Porque!

Dios es amor...Dios es felicidad...

Dios es el culmen supremo de  la dicha...



Es entonces:

Cuando podrían venir bien, para Villacarrillo

Las palabras sorprendentes de ese salmo...

...Ese salmo maravilloso de la  Escritura:


                       “Alégrese el cielo, goce la tierra,

Retumbe el mar y cuanto lo  llena;

Vitoreen  los campos y cuánto hay en ellos,

Aclamen los árboles del bosque.”

                                      (Salmo 95)


No cabe decir más.....

La belleza sagrada de la Escritura Santa:

Esa encantadora belleza, lo dice todo.

¡Yo! He quedado: Aturdido, sobrecogido, emocionado...!Y tú!


Tú, sigue en tu interior esta oración encendida:

¡Piropea a Jesús! ... ¡Aclamalé! ... ¡Adoralé! ...

Yo, ya –ahora- dejo que hable la elocuencia vibrante:

La elocuencia del silencio interior.

Pues Dios por amor se ha hecho silencio:

¡Tú escuchalé!