60 Un amor en medio de la calma
Amar no es siempre
fácil, hay días en que todo es llevadero; hay días brillantes de luz y de
calor; días de bellas emociones; días llenos de enamoramiento y pasión; días en
los que vale la pena vivir, y se
saborean intensamente; en ellos todo es calma, sosiego, estabilidad, sensación
de paz en el alma y en el cuerpo. Hay días relajados en los que todo resalta,
todo sobresale, todo nos anima y nos ilusiona; días en los que el sol nos
descubre la grandeza del universo que nos cobija, en los que el cielo nos deja
ver un panorama espléndido que nos llena de entusiasmo. Caminamos, paseamos,
cantamos, bailamos, leemos, escribimos y descubrimos en todo lo que hacemos el tesoro de su belleza escondida. Esos días leemos y todo lo que
leemos nos habla de amor, miramos y todo lo que vemos nos habla de belleza,
escuchamos y todo lo que oímos nos habla de cariño, palpamos y todo lo que
sentimos nos habla de ternura; y si volvemos a tocar lo hacemos con mas amor y
si volvemos a mirar vemos apasionadamente la limpieza del amor del que
disfrutamos. Hay días extraordinarios, llenos de estos entusiasmos inusuales y
llenos de sobreabundantes sentimientos. Y todo esto es como un fuego, es un fuego feroz que no se
apaga, pero que no nos cansa, seguimos atentamente la mágica luminaria de las llamas, nos entusiasmamos por
el intenso dorado del fuego que nos acompaña; todo es vibración permanente,
todo es emotividad en su plenitud, todo es sensación de una alegría
incontrolada; todo es tan hermoso, tan extraordinariamente hermoso que no
queremos que se acabe, y nos ponemos melancólicos solamente al pensar que ello
tiene su fin, pero seguimos disfrutando por la intensidad de un amor
apasionado, de un amor lleno de vida. Pero puede llegar el momento que esto, a
veces, se acabe totalmente o parcialmente, y aun entonces, en la oscuridad hay
que seguir resistiendo; resistir hasta que la tormenta desaparezca y la luz
brille de nuevo. Y si no brilla de nuevo tenemos que seguir a tientas, nube
tras nube, un día y otro día hasta que quizás el viento de la muerte nos lleve
junto a la infalible luz eterna que nunca se apaga; allí el vivo relato del
amor se repetirá una y otra vez y cada vez más bello y cada vez más lleno de
vida y cada vez más cautivador y cada vez más…Y esto ya...., estamos rozando la
infinitud y solo Dios lo sabe. Pero es seguro: “Dios si lo sabe y el Amor no se
acaba”.
Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 8 de marzo de 2014