294 Habla una Canadiense criada en un hogar homosexual.

294   Habla una Canadiense criada en un hogar homosexual.

Una mujer canadiense que fue criada en un hogar homosexual se dedica ahora:
·        A asistir a otras personas que atraviesan por la misma situación.
·        Y a pedir a los gobiernos del mundo que protejan el matrimonio entre hombre y mujer.
Dawn Stefanowicz vive actualmente en Ontario, Canadá, con su esposo y sus dos hijos, a los que ha educado en casa.
Actualmente brinda ayuda a otras personas que como ella crecieron a cargo de un padre homosexual y fueron expuestas a este estilo de vida.
Stefanowicz explica que en su infancia estuvo expuesta a:
·        Intercambios de parejas gays.
·        Playas nudistas.
·        Faltas de afirmación de mi feminidad.
·        Heridas psicológicas por el estilo de vida en el que crecí.
Y ahora ofrece ayuda, consejo e información para otras personas que han crecido heridas en un entorno de “familia gay”, un estilo de familia que ella no desea para nadie y que cree que las leyes no deberían apoyar.
Su testimonio:
Stefanowicz explica que debido a una enfermedad grave de su madre debió quedar al cuidado de su padre homosexual cuando aún era una niña.
Y nos relata:
·        “Estuve expuesta a un alto riesgo de enfermedades de transmisión sexual debido al abuso sexual, a los comportamientos de alto riesgo de mi padre y a numerosas parejas”.
·        “Incluso cuando mi padre estaba en lo que parecían relaciones monógamas, continuaba haciendo buscando sexo anónimo”.
Y sigue diciendo:
Llegué a preocuparme profundamente, a amar y entender con compasión a mi padre.
Compartía conmigo lo que lamentaba de la vida:
·        “Desgraciadamente, siendo niño unos adultos abusaron sexual y físicamente de él.                                                        Debido a esto, vivió con depresión, problemas de control, estallidos de rabia, tendencias suicidas y compulsión sexual”.
·        “Las (ex) parejas de mi padre, con los que traté y llegué a apreciar con sentimientos profundos, vieron sus vidas drásticamente acortadas por el SIDA y el suicidio”.
·        “Tristemente, mi padre murió de SIDA en 1991”.
Y Stefanowicz nos sigue explicando:
Las experiencias personales, profesionales y sociales con mi padre no me enseñaron:
·        Ni el respeto por la moralidad.
·        Ni la autoridad.
·        Ni el matrimonio o el amor paterno.
Me sentía temerosamente acallada porque mi padre no me permitía hablar de él, sus compañeros de casa, su estilo de vida y sus encuentros en esa subcultura.
·        “Mientras viví en casa, tuve que vivir según sus reglas”.
Sí, amaba a mi padre, pero me sentía abandonada y despreciada:
·        “Porque mi padre me dejaba a menudo para estar varios días con sus compañeros”.
·        “Sus parejas realmente no se interesaban por mí”.
Y muy afectada, continua:
·        “Fui dañada por el maltrato doméstico homosexual, las tentativas sexuales con menores y la pérdida de parejas sexuales como si las personas fueran sólo cosas para usar”.
Y sostiene:
·        “Busqué consuelo, busqué el amor de mi padre en diversos novios a partir de los 12 años”.
Stefanowicz recuerda:
·        “Desde corta edad, se me expuso a charlas sexualmente explícitas, estilos de vida hedonistas, subculturas GLBT y lugares de vacaciones gay. El sexo me parecía gratuito cuando era niña”.
·        “Se me expuso a manifestaciones de sexualidad de todo tipo incluyendo sexo en casas de baño, travestismo, sodomía, pornografía, nudismo gay, lesbianismo, bisexualidad, voyeurismo y exhibicionismo”.
·        “Se aludía al sadomasoquismo y se mostraban algunos aspectos. Las drogas y el alcohol a menudo contribuían a bajar las inhibiciones en las relaciones de mi padre”.
Y señala:
·        “Mi padre apreciaba el vestir unisex, los aspectos de género-neutro, y el intercambio de ropas cuando yo tenía 8 años. Yo no veía el valor de las diferencias biológicamente complementarias entre hombre y mujer. Ni pensaba acerca del matrimonio. Hice votos de no tener nunca hijos, porque no crecí en un ambiente de hogar seguro, sacrificial, centrado en los niños”.
Las consecuencias:
Nos sigue diciendo:
“Más de dos décadas de exposición directa a estas experiencias estresantes me causaron”:
·        Inseguridad.
·        Depresión.
·        Pensamientos suicidas.
·        Miedo.
·        Ansiedad.
·        Baja autoestima.
·        Insomnio.
·        Y gran confusión sexual.
“Mi conciencia y mi inocencia fueron seriamente dañados”.
“Fui testigo de cómo los otros miembros de la familia también sufrían”.
Ella asegura:
·        “Sólo después de haber tomado las decisiones más importantes de mi vida, empecé a darme cuenta de cómo me había afectado crecer en ese ambiente”.
·        “Mi sanación implicó mirar de frente la realidad, aceptar las consecuencias a largo plazo y ofrecer perdón”.
Y continúa:
·        ¿Podéis imaginar ser forzados a aceptar relaciones inestables y prácticas sexuales diversas desde corta edad y cómo afectó a mi desarrollo?
·        Desgraciadamente, hasta que mi padre, sus parejas sexuales y mi madre murieron, no pude hablar públicamente de mis experiencias”.
Reflexión:
·        “Al final, los niños serán las víctimas reales y los perdedores del matrimonio legal del mismo sexo.
·        ¿Qué esperanza puedo ofrecer a niños inocentes sin voz?
·        “Gobiernos y jueces deben defender el matrimonio entre hombre y mujer y excluir todos los otros, por el bien de nuestros niños”.
Después de este relato estremecedor e indigno de las: experiencias, mezquindades y atrocidades en la vida de Stefanowicz; sólo nos queda el apoyar decididamente a la que, como ella dice, es la verdadera familia. Aquí: no caben actitudes intermedias, ni caben progresismos obsoletos, ni medias tintas; sólo cabe una decidida apuesta por la auténtica familia, formada por un hombre y una mujer, que viven: en el amor, para el amor y por el amor, y que tienen una consigna clara y enriquecedora: procrear.
Gracias Dawn Stefanowicz: por tu testimonio, por tu valentía y por tu ejemplo; nosotros lo necesitamos para esta lucha, junto a ti, por la dignidad: del ser humano, de la familia y de la sociedad.
Según informes de: “ForumLibertas”; “Puerto Rico se levanta defendiendo la familia” y “http://blogs.clarin.com/”. 

Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital  6 julio de 2015 

Publicado en Diario de Córdoba. Digital  7 julio de 2015