22 Un
disparo nos “habla” de paz
La muerte de Isaac Rabin, ha sido una ocasión propicia, para
encontrarnos con la paz, como inevitable tema de portada. Un mal indiscutible como es un asesinato, es de
nuevo una ocasión para levantar nuestras voces en favor de un gran bien: La paz.
Sin ella, todo acaba reducido a nada; el caos implacable, culmina con el ocaso
fatal que todo lo destruye.
Este hecho delictivo, que por
muchos motivos, ha conmocionado al mundo entero, ha puesto de nuevo sobre el
escenario, en el que se desarrollan nuestras vidas, el delicado tema de la paz.
Ansiamos la paz, y buscamos soluciones sólidas para tan noble y “bella”
aspiraci6n; pero la paz, la auténtica paz, parte de1 caraz6n, y de allí se
adentra en los entresijos de la familia, y se acaba viviendo en los hogares, y
de ellos, como la savia buena, pasa a las ciudades, contagiando a la sociedad
entera. ¡¡Vive La paz!! Y enseña a otros a vivirla, da ejemplo, y entre todos, seremos
portadores de la paz verdadera, que será tan irresistiblemente eficaz, que
invadirá con su poder, creador y creativo, toda la tierra.
En ocasiones, para construir
la paz tan deseada, de poco sirven: los slogan, las pancartas, las banderas,
las manifestaciones, etc....., de poco sirve todo, cuando el corazón está
lleno: de odio, de deseos de venganza, de egoísmos, de infelicidades, de
desamores; es difícil que con esas premisas se pueda conseguir el dulce fruto
de una paz estable, y en muchas ocasiones esto sucede, pues los hombres
queremos construir la paz: sobre desoladas ruinas, o sobre tierras movedizas, o
sobre seres intolerantes; y esto no es posible, porque la paz la construyen los
corazones pacíficos, deseosos de concordia, y amantes auténticos, no fraudulentos,
de la libertad y de la verdad.
Que nuestro hombre Isaac
Rabin, descanse en la paz de Dios, y que nosotros podamos vivir, el tan deseado
descanso, en la tan ansiada paz, de un mundo, en muchas ocasiones tan
terriblemente revuelto.