402 La desfachatez de los deshonestos.
En este tiempo en el que es bastante frecuente la presencia:
ü De hipócritas, de altaneros, de
personas con doblez, de sepulcros blanqueados, de fariseos.
ü De personas: orgullosas, insensibles
con los demás, deshonestas y poco creíbles.
ü De traidores que ante si se presentan
como corderos y son lobos carroñeros que incluso con una sonrisa buscan, de una
u otra manera, quedarse contigo, con lo tuyo o con ambas cosas.
ü De personas con doble moral que
siempre justifican sus actos y que en la mayoría de los casos les mueve: el
egoísmo, la trapisonda y el enredo para cumplir sus objetivos.
ü De creyentes que piensan o que
actúan con la desfachatez de creer que, hasta en la iglesia y fuera de ella,
pueden engañar a Dios y a los demás simultáneamente
En este tiempo en el que, por desgracia, te puedes
fiar de muy pocas personas, dado el alto nivel:
ü De incoherencia, de deshonestidad,
de transparencia y de limpieza.
Nos viene bien una parábola de Jesús sobre la verdadera
oración, la actitud farisaica y la verdadera humildad:
<<Dijo
también esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos teniéndose por
justos y despreciaban a los demás:
Dos hombres subieron al Templo para orar, uno
era fariseo, y el otro publicano:
ü
El fariseo, quedándose de pie, oraba para sus
adentros:
o Oh Dios,
te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos,
adúlteros, ni como ese publicano.
o Ayuno dos
veces por semana, pago el diezmo de todo lo que poseo.
ü
Pero el publicano, quedándose lejos, ni siquiera
se atrevía a levantar sus ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho
diciendo:
o Oh Dios
ten compasión de mí que soy un pecador.
Os digo
que éste bajó justificado a su casa, y aquél no. Porque todo el que se ensalza
será humillado, y todo el que se humilla será ensalzado (Lc).>>.
Estas personas anteriormente descritas, y que están
además representadas en esta parábola de Jesús, habitualmente no sólo quieren
engañar a los más cercanos, y de hecho los engañan en muchos de los casos, sino
que quieren engañar a la sociedad y al mismo Dios:
ü Estas personas además producen un
gran escándalo porque en muchos casos tendrían que dar ejemplo y por el contrario:
o
Traicionan su propia causa.
o
Traicionan sus creencias.
o
Y se traición a sí mismos.
Convirtiendo en corrupto todo lo que les rodea.
ü En muchos casos, personas como éstas,
pierden la honorabilidad que quizás han ganado durante muchos años, pierden el
decoro, pierden la honestidad y se convierten en despreciados de la sociedad e
incluso de sus propios hijos y de sus propios colaboradores.
De honorables se convierten:
o
En escoria social.
o
En personas que de ser apreciadas por todos tienen ahora que deambular en
las cloacas, junto al fango de la inmundicia y de la podredumbre.
Estos, en muchos casos:
ü Esconden sus rostros porque se
avergüenzan de su nueva condición.
ü Abandonan sus creencias dado el alto
nivel de su deslealtad.
ü Son despreciados por su propia
familia y por su propio entorno.
ü Y si se miran al espejo no son
capaces de descubrir su rostro deformado
por las miserias de su vida, por la fangosidad de sus acciones y por su doble
moral.
El orgulloso, el hipócrita, el desleal, muchas veces:
ü Toma una benévola apariencia
espiritual pero que esconde un grave pecado de soberbia, difícil de curar,
porque está llena de buenas obras quizás, pero no para la gloria divina.
ü Usa a Dios rastreramente para la
propia gloria.
La oración del fariseo es rechazada por Dios porque
sus pensamientos son fruto del orgullo espiritual:
ü En ocasiones hace cosas difíciles y
loables en sí mismas, pero con intención torcida.
ü Busca el secreto orgullo de saberse
o creerse perfecto.
ü No le mueve el amor a los demás ni el
amor de Dios, y no es consciente de que, sin la ayuda del Señor, no puede nada.
El publicano, en cambio, sí es consciente de su propia indignidad y por eso se
arrepiente y pide perdón:
ü
No se compara con nadie, ni se cree mejor que nadie. Él se sitúa en su
sitio y Dios: le mira con compasión, le justifica.
ü
La suya es una oración humilde, autentica, realizada con nobleza.
Y, por eso, es
escuchada, arranca las bendiciones del cielo y queda perdonado.
Publicada en DIARIO DE AVILA Digital 12 febrero 2016
Publicada en DIARIO DE AVILA Digital 12 febrero 2016
Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 13 febrero de 2016