71    DE  ANDÚJAR  PARA  LA  MACARENA

Cuando de nuevo, con el Rocío, se acentúa con fuerza el hondo sentido de la tradición religiosa de nuestra tierra, aún permanece vivo en el recuerdo de muchas personas esta Semana Santa pasada, en la que el agua, caída del cielo, ha anegado de lágrimas de dolor los ojos de tantos que han visto como su profundo sentimiento cofrade tenía que esperar un año más para hacerse realidad. 
Macarena    Sevilla
Y es que la tradición cofrade está muy viva en nuestra tierra andaluza. Aquí se vibra en semana santa, ¡se vibra y se reza! ¡y se reza también con el cuerpo! cuando con espíritu de austeridad se lleva el peso de la penitencia, acompañando a Jesús y a María, con el rigor y la seriedad con el que en esta tierra queremos y sabemos hacerlo.
¿ Y la cera ? dentro de la rica liturgia cofrade, ella ocupa un lugar de preferencia. En este marco de tradición y sentimiento, de emociones y penitencias, de oración y de sano bullicio callejero; la cera es protagonista principal y en este año en el que la luz de la cera ha brillado menos por la fuerza impetuosa de una inclemencia metereológica adversa; ha brillado más, por el contrario, la luz en los ojos doloridos y lagrimeros de tantos de nosotros que hemos visto como se rompía inevitablemente el procesionar callejero de esas imágenes sagradas tan intensamente queridas.
Andújar
¡La cera! me trae el recuerdo de mi infancia, cuando, en Andújar, en la calle Jesús María, en la fábrica de velas, me adentraba por las encrucijadas de aquel lugar, y yo, atónito podía contemplar el proceso de elaboración de una vela. Entonces, siendo yo muy niño, descubrí el papel fundamental de esas velas en la semana santa de toda Andalucía. Pero mi tío Paco Bellido, para resaltar la magnitud de ese papel --de primer orden-- me indicó que entre otras muchas, las velas de la Macarena provenían de allí, y que durante, ya al menos 40 años, ellas daban luz y calor a esa madre guapa, portadora de tanta dignidad, daban esplendor luminoso a ese colosal portento lleno de hermosura, como es la Macarena: huella inequívoca de la  absoluta belleza del Dios creador.
Años después la Señora de S. Gil me cautivo, quedé prendado de ese encanto mágico tan dulcemente atractivo. Y siempre cuando voy a verla, al contemplar el bello rostro de tan querida madre, me viene el recuerdo de mi infancia, y  me lleno de emoción al pensar que la belleza de la madre la pone Sevilla: en la cara magistralmente hermosa de esa Macarena universal, pero que ese rostro cada "madruga" va iluminado por la luz de unas velas: velas de Andújar, velas artesanas que llevan a Sevilla, y para Sevilla, el embrujo de unas gentes y de una tierra. ¡Gentes y tierra! que viven también bajo el espléndido manto de otra advocación de la reina: La Morenita, Ntra. Sra. de la Cabeza. Reina de sierra morena, reina del Cabezo y reina inolvidable de nuestros humildes corazones.
Pero ni el portento singular de estas bellas imágenes, ni el arte en la elaboración de estas velas, sirven para nada; sino acaba, todo esto, convertido en oración sincera en cada uno de nosotros. De cada encuentro con la Señora debe de brotar la luz del amor, el compromiso...... La vela es solo el bello símbolo de algo que con fuerza debe alumbrar dentro, ¡muy dentro!  de nuestra alma.

Publicada en Diario JAÉN el    28 -  5 - 1998
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