505 Palomo ante el toro de la muerte.

505   Palomo ante el toro de la muerte.

Nacido el 27 de abril de 1947 en Linares, la misma ciudad en la que 4 meses y un día después Manolete encontró la muerte en la plaza de Santa Margarita.
Su padre era minero. Vivió una infancia llena de carencias en la España de la posguerra. Fue aprendiz de zapatero.
A partir de los ocho años acudía a tentaderos y capeas en donde empezó a entender el arte de torear. Como maletilla le apodaron "El rata" por su vivacidad. Y así, paso a paso, hasta conseguir ser una gran estrella en este difícil arte.
Y a ese gran torero le ha corneado definitivamente el toro de la muerte. Ese toro huraño que siempre sorprende. Ese toro traicionero que nunca se quiere esperar y del que se huye con pavor.
Para la llegada de ese toro bravo tenemos que estar preparados; y hacerlo, desde jóvenes, como lo hacía Palomo Linares en su ejemplar faceta torera.
La preparación para la muerte exige: vivacidad, destreza, disponibilidad, fe y esperanza, mucha esperanza. Y sin miedo. Y con mucha valentía.  ¡Valentía torera!
Pues tras la muerte tiene lugar el galardón, la entrega de trofeos, la vuelta al ruedo y la interminable salida a hombros por la puerta grande de la gran plaza del Cielo.
Y Dios será el presidente de honor del festejo; y estará rodeado de los mejores “taurinos”: en el arte de la vida, en el arte del amor y en ese arte fino de los valores eternos.
En la plaza, ese día, lleno completo; y en los corazones mucha felicidad.
Es la apoteosis de la emoción, la apoteosis de las grandes sensaciones, la apoteosis del Cielo.
Palomo Linares, desde la cercanía del albero de Santa Margarita, desde donde escribo, te digo: “Olé”; y más aún: “Paisano, descansa en paz”.

Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital   25 de abril de 2017 

Publicada en Diario JAÉN      26 de abril de 2017 

Publicado en Diario de León. Digital   26 de abril de 2017