467 Fiesta del Corpus Christi
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A fines del siglo XIII surgió en Lieja, Bélgica, un
Movimiento Eucarístico cuyo centro fue la Abadía de Cornillón fundada en 1124
por el Obispo Albero de Lieja. Este movimiento dio origen a varias costumbres
eucarísticas, como por ejemplo:
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La Exposición y Bendición con el Santísimo Sacramento.
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El uso de las campanillas durante la elevación en la Misa.
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Y la fiesta del Corpus Christi.
Anteriormente se conmemora este gran evento, el día del
Jueves Santo, sin embargo, al estar en Semana Santa, tiempo de tristeza,
durante el cual las mentes de los fieles se ocupaban con pensamientos de la
Pasión del Señor y con tantos otros actos que tenían lugar en este día. El
acontecimiento principal del Corpus Christi casi se
perdía de vista. Y esto se menciona como la razón principal para la
introducción de la nueva fiesta, en la Bula “Transiturus”.
Santa Juliana de Mont Cornillón, por aquellos años
priora de la Abadía, fue la enviada de Dios para propiciar esta Fiesta. La
santa nace en Retines cerca de Liège, Bélgica en 1193. Quedó huérfana muy
pequeña y fue educada por las monjas Agustinas en Mont Cornillon. Cuando creció,
hizo su profesión religiosa y más tarde fue superiora de su comunidad. Murió el
5 de abril de 1258, en la casa de las monjas Cistercienses en Fosses y fue
enterrada en Villiers.
Desde joven, Santa Juliana tuvo una gran veneración al
Santísimo Sacramento. Y siempre anhelaba que se tuviera una fiesta especial en
su honor:
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Este deseo se dice haber intensificado por una visión que tuvo de la
Iglesia bajo la apariencia de luna llena con una mancha negra, que significaba
la ausencia de esta solemnidad.
Juliana comunicó estas apariciones a:
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Mons. Roberto de Thorete, el entonces obispo de Lieja.
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También al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países
Bajos.
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Y a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Lieja, más tarde Papa
Urbano IV.
El obispo Roberto se impresionó favorablemente y, como
en ese tiempo los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus
diócesis, invocó un sínodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el
año entrante.
Mons. Roberto no vivió para ver la realización de su
orden, ya que murió el 16 de octubre de 1246, pero la fiesta se celebró por
primera vez al año siguiente el jueves posterior a la fiesta de la Santísima
Trinidad. Más tarde un obispo alemán conoció la costumbre y la extendió por
toda la actual Alemania.
El Papa Urbano IV, por aquél entonces, tenía la corte
en Orvieto, un poco al norte de Roma. Muy cerca de esta localidad se encuentra
Bolsena, donde en 1263 o 1264 se produjo el Milagro de Bolsena:
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Un sacerdote que celebraba la Santa Misa tuvo dudas de que la Consagración
fuera algo real. Al momento de partir la Sagrada Forma, vio salir de ella
sangre de la que se fue empapando en seguida el corporal.
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La venerada reliquia fue llevada en procesión a Orvieto el 19 junio de
1264. Hoy se conservan los corporales -donde se apoya el cáliz y la patena
durante la Misa- en Orvieto, y también se puede ver la piedra del altar en
Bolsena, manchada de sangre.
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El Santo Padre movido por el prodigio, y a petición de varios obispos, hace
que se extienda la fiesta del Corpus Christi a toda la Iglesia por medio de la
bula "Transiturus" del 8 septiembre del mismo año, fijándola para el
jueves después de la octava de Pentecostés y otorgando muchas indulgencias a
todos los fieles que asistieran a la Santa Misa y al oficio.
Luego, el Papa Urbano IV encargó un oficio a San
Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino; cuando el Pontífice comenzó a leer en
voz alta el oficio hecho por Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo el suyo
en pedazos.
La muerte del Papa Urbano IV obstaculizó que se
difundiera la fiesta. Pero el Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y, en
el concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta
fiesta. En 1317 se promulga una recopilación de leyes -por Juan XXII- y así se
extiende la fiesta a toda la Iglesia.
Ninguno de los decretos habla de la procesión con el
Santísimo como un aspecto de la celebración. Sin embargo estas procesiones
fueron dotadas de indulgencias por los Papas Martín V y Eugenio IV, y se
hicieron bastante comunes a partir del siglo XIV.
La fiesta fue aceptada:
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En Cologne en 1306.
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En Worms la adoptaron en 1315.
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En Strasburg en 1316.
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En Inglaterra fue introducida de Bélgica entre 1320 y 1325.
En los Estados Unidos y en otros países la solemnidad
se celebra el domingo después del domingo de la Santísima Trinidad.
Finalmente, el Concilio de Trento declara:
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“Muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la
costumbre, que todos los años, se celebre este excelso y venerable sacramento
con singular veneración y solemnidad; y reverente y honoríficamente sea llevado
en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos
atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino
beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la
muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo”.
Fuente:
ACI Prensa
Publicada
en DIARIO DE ÁVILA Digital 24 de mayo de 2016
Publicada
en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 25 de mayo
2016