59  .ABORTO Y CIENCIA.

En un diario del día  8 - Septiembre - 97 y en una de las cartas al Director, Margarita Fraga Iribarne escribe una carta emotiva para los que como yo amamos la vida, el titulo “Doctor Lejeune” llena en si ya, el alma de esperanza.
Lejeune, famoso genetista, fue entre otras cosas --porque grandes fueron sus logros en el campo de la investigación-- un defensor de la vida humana, consiguiendo importantes avances hasta demostrar que el ser humano existe ya perfectamente constituido en el vientre de la madre. Fue una personalidad insigne, de gran talla científica.
En 1958, a la edad de 32 años, descubre la primera anomalía cromosómica en el hombre: la trisomía 21. Más tarde, con sus colaboradores, descubre el mecanismo de muchas más enfermedades cromosómicas, abriendo así la vía a la citogenética y a la genética moderna.
Pues bien, en su ultimo viaje a París con motivo de las Jornadas Mundiales de la Juventud, Juan Pablo II visito la tumba del que fue su amigo y eminente Doctor y esto en determinados sectores --mal llamados progresistas-- cayo mal, se tacho de improcedente. Y es que los defensores de la cultura de la muerte: los egoístas, para los que el placer esta por encima de todo, no paran en su afán de destruir la obra de los que --desde la óptica de Dios, pensamos que la dignidad del hombre en toda situación tiene que estar a salvo, y que el ser humano no puede estar supeditado a la mediocridad moral de hombres que egoístamente claudican ante las garras de un placer que les oprime y les esclaviza.
A la Madre Teresa de Calcuta, que ha llenado de esperanza este final de siglo, también se le ha criticado duramente por optar claramente por la vida y atacar el brutal atentado del aborto. Y en un articulo aparecido en el Diario Mundo denominado “ Mito controvertido” se le ha tratado injustamente, simplemente, porque ha manifestado siempre con fuerza su condición de amante incondicional de la vida, ella  “gritaba” con garra : “ No los matéis, dejádmelos a mi “.  Todo un testimonio, todo un ejemplo. Juan Pablo, Madre Teresa gracias, no podemos parar hasta conseguir la consecución de tan alto objetivo, no podemos dejar paso a la cruel muerte de la pura y blanca inocencia.

Publicado en Diario JAÉN-  2-10-97

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