248  Yo pude ser madre
Esto es una breve historia de las muchas que por desgracia hoy suceden, me he trasladado con el pensamiento a la mente de una madre después de un aborto y esto he descubierto; si tu descubres otra cosa cuéntamela, entre todos podemos sacar el perfil psicológico del suceso y su alegría o su pena: <<<Yo pude ser madre, pero angustiada, presionada y mal aconsejada, al final tome la decisión fatal y ahora ya es tarde, muy tarde: y, con un lamento estéril, ya no puedo ver brillar sus ojos y no puedo oír su llanto; ni puedo estrechar su pecho, ni tocar sus pequeños y lindos dedos, ni besar su boca, ni descubrir el color de su pelo; no  puedo ya oírle  hablar; quisiera también, pero no puedo, cantarle al anochecer, y él por su parte no podrá decirme mamá; ni podrá sentir, ni podrá pensar, ni conseguirá amar, ni amarme; y no podrá nunca mirar el rostro de su madre que soy yo, ni conocerá la tierra que en este caso no le vio nacer, ni contemplará nunca la belleza del mar, ni vera la lluvia caer, ni dormirá en mis brazos, ni soñara conmigo. Tú me aconsejaste mal y por ello a ti te detesto, pues has destruido mi vida al dejarme convertir la tierra fértil de mi joven cuerpo en una tumba vacía. Me hablaste de leyes pero no me hablaste de amor; me hablaste de logros políticos, pero no me hablaste de la vida, ni de los hijos, ni del hogar; me hablaste de libertades pero no me hablaste de felicidad; me hablaste de partidos políticos progresistas pero no me hablaste del feliz progreso de una madre enamorada de un hijo suyo, suyo, suyo…. Tú me hablaste de tu libertad, pero yo ahora estoy encarcelada, terriblemente encarcelada, con el corazón seco llenó de desdicha y desaliento. A mi  compañera y amiga en el mismo caso su consejera le dijo: adelante no tengas miedo sigue con el embarazo yo te ayudare, y a mí me dijisteis corta, aborta y no te arriesgues, todo te lo arreglamos: el papeleo y las gestiones, todo es sencillo, no hay peligro ni nada traumático.
Yo pude ser Madre pero me he quedado con el trauma horrible de mi gran desilusión: ¿He matado? No lo sé ¿He destruido? Tampoco lo sé. Pero ese “no lo sé” permanece agonizante en todo mi interior y no me deja levantar la mirada, ni descubrir la belleza, ni contemplar todo lo que antes me hacía feliz: la noche en mi vida cayó de golpe. La terrible oscuridad es el signo de la esterilidad de mi vida. He dicho para siempre adiós a la vida: a la suya y a la mía. Yo, quizás sin saberlo pero he dicho adiós y ese adiós es para siempre, para siempre>>>


Publicada en Diario Jaén         16 – 5 – 2013

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