382 Mantener la calma en el matrimonio
En
“Familias. Com”, en diversos libros formativos que hacen referencia a aspectos
familiares primordiales y en otras fuentes a lo largo de muchos años, he podido
encontrar algunas ideas para poder afrontar los pequeños o grandes problemas de
nuestros matrimonios y de nuestras familias. El matrimonio es una fuente
inagotable de valores positivos, pero a su vez engendra multitudes de choques
diarios y habituales, dada la íntima comunicación entre unos miembros y otros
de la familia.
La
cercanía, la situación de la familia actualmente, la problemática familiar, las
necesidades de cada uno, el egoísmo de los individuos, el carácter de los
componentes, los intereses variados y tan distintos de unos y otros, las complicaciones
de la vida, la falta de recursos en ocasiones, la salud o la enfermedad, el
exigente reto de la vida, el ritmo acelerado de nuestra actividad cotidiana,
las faenas domésticas, la diversidad de opiniones, el compaginar tantas cosas
diversas que forman parte del puzzle diario; todo esto engendra múltiples
situaciones que hay que afrontar y resolver para evitar choques de mayor
magnitud.
En
este artículo brevemente expondremos algunos “mecanismos” para afrontar estas
situaciones y para poderlas resolver en la medida de las posibilidades.
Durante
muchos años, mi esposa y yo, hemos pertenecido al grupo católico de Linares.
Jaén. encargados de la preparación de los futuros matrimonios, el tema que
hemos desarrollado prioritariamente, mi esposa y yo era: “El diálogo en el
matrimonio”. Un tema apasionante, teniendo en cuenta el problema actual de
comunicación y respeto existente en la vida social, en las pequeñas comunidades
y en las familias. Como padre de una familia de tres hijos, también he
aprendido las dificultades diarias que un matrimonio tiene que superar y como
profesor durante 35 años en la enseñanza secundaria también he podido calibrar
con frecuencia la problemática cotidiana del acontecer diario en el campo de
las relaciones personales.
Sean
pequeños o grandes, los problemas ahí están, esperando el mejor o, por qué no,
el peor momento de nuestra vida para saltar a escena. Son parte casi cotidiana
de nuestra vida como cónyuges o como padres.
¿Qué
esposos no discuten alguna vez por sus diferencias?
¿Qué
padres o madres de familia, no tienen preocupaciones del trabajo?
¿Qué
esposos, no se afanan con gran dedicación, en las labores de la casa o con un
hijo enfermo?
¿Qué
hijo que al pasar por las diferentes etapas en su desarrollo, no ha originado un
caos al no saber cómo enfrentarse a las muy diversas opciones?
Piensa,
entonces:
¿Qué
harás para que prospere tu matrimonio en medio de tus problemas?
¿Cómo
puedes mantener la calma, la armonía y la paz en tu familia a pesar de las
circunstancias adversas?
Tal
vez tengas una estrategia o criterios de actuación ¡quizás no! Tal vez nunca lo
has pensado, o quizás sí. Tal vez sientas que todo está bajo control, o quizás
sientes que ya todo está descontrolado y que no se puede hacer nada.
Cualquiera
que sea tu perspectiva, vamos a ver algunas ideas a tener en cuenta y para practicar
para poder salir victoriosos de esos momentos ingratos y nada agradables.
Si
meditamos y reflexionamos en cada uno de estas ideas te darás cuenta de que no
son tan difíciles de llevar a la práctica; también descubrirás que pueden
traerte resultados diferentes y muy gratos y esperanzadores, rompiendo con los
fracasos que hasta ahora tal vez has obtenido.
1ª
Idea.-- Aprende a ver a Dios siempre y en todo.
David
decía: “Veía yo al Señor siempre delante de mí, porque Él está a mi derecha
para que no caiga”. David sabía que Dios siempre está ahí. Él está cerca de ti
y de mí.
Al
dejarte abrumar por los problemas, eres tú el que no te das cuenta de esa
fraternal presencia que te hará mantener la esperanza por encima de todas esas
cosas que como pesada loza hacen que tu corazón se quebrante y que tu alma se
agobie.
Por
supuesto que ni la fe, ni la esperanza hacen que las cosas difíciles se resuelvan
sin dificultad; más bien, la fe y la esperanza hacen que las cosas difíciles se
puedan resolver.
Aprender
a estar alegres y felices nos ayuda a resolver las dificultades y los
desencuentros. Un proverbio dice: “Gran remedio es el corazón alegre, pero el
ánimo decaído seca los huesos”. Estas realidades, tan bellamente expresadas,
nos llenan de felicidad pues nos abren las puertas al optimismo, al ánimo y a
la luz de saber que Dios es el dueño de todas las soluciones.
2ª
Idea.— “Consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que
sea excelente o merezca elogio” de Filipenses 4:8
Los
pensamientos negativos que tienes determinan lo que dices y lo que haces. Si
tus problemas te agobian y dejas que te colmen de pensamientos negativos, no
verás su solución aunque esté frente a ti y sean sencillos de resolver; te
ensordecen y te ciegan y si los dejas progresar te hundirán en la desesperación
y la ruina. Por el contrario, los pensamientos
positivos reducen
la frustración y el desánimo.
Tu
vida y tus sentimientos alineados con estos pensamientos positivos producen un
corazón contento, aunque las circunstancias lo quieran afligir y robarle la
paz. Un corazón optimista, contento, sosegado y en paz te hace ver los
problemas más pequeños y más sencillos de resolver, y son como trampolines para
superar obstáculos y alcanzar más pronto tus objetivos.
3ª
Idea.— Aprender a ponerlo todo en las manos de Dios por difícil que esto
parezca, “No se inquieten con nada; más bien, en toda ocasión, con oración y
ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”. Filipenses 4:6. Le
dijo el apóstol Pablo a un pueblo afligido.
Hay
cosas que te sobrepasan, que no puedes entender, que no aceptas y que se escapan
de tus manos en algún momento; y esto tanto en tu labor cotidiana, como en el
hogar, o en la relación con tu pareja o con tus hijos o en la relación con
terceras personas. Todos podemos sentir inquietud en algún momento, y no está
mal; pero también podemos tener la paz que Dios nos da, y descansar en Él y
sentir un sosiego indescriptible en medio de la aparatosa tormenta, en medio de
la tempestad.
Lo
que tienes que hacer es disponer de momentos del día para la reflexión, para meditar
y descargar tu desasosiego por los
problemas, haciéndolo delante y en presencia de tu Dios y Soberano Señor.
Entonces te sentirás mejor, veras luces nuevas y estarás más confiado para
hallar una solución eficaz.
Para
finalizar, puedes aprender que cada problema, si lo peleas y lo luchas
limpiamente y de la manera correcta; puede ser una muy buena oportunidad para
ser mejor, para crecer, para madurar, para jactarte de que nada te puede
vencer.
No
le temas a los problemas, enfréntate a ellos siguiendo con firmeza principios e
indicaciones claros que te ayuden a vencer, siguiendo las huellas de ese Dios
bueno que siempre te quiere.
Publicado en Forumlibertas.com 22 diciembre de 2014
Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 21 diciembre de 2014
Publicada
en Diario JAÉN 3 enero de 2015