93 Eurovisión
2014, música o reivindicación.
Esta es una época de la historia en la que todo o
casi todo se intenta desvirtuar, en la que aparecen fenómenos extraños y en la
que por encima de todo hay muchos que quieren llamar la atención al cualquier
precio.
Además hay muchas actividades que se utilizan para
trasmitir mensajes distintos al fin para el que fueron concebidas. Por ejemplo
los premios Goya de cine en España tienen una ideología encubierta y cada año
en la Gala salen a relucir estas ideologías descaradamente y con acciones y
premiados premeditados.
Allí, en el premio se busca más el ideario que la
calidad del trabajo premiado. Es como hacer de una cosa, una gala por ejemplo, un
trampolín para transmitir un mensaje y fortalecer un estilo de vida que favorezca
a un determinado sector social.
Hace unos días, en concreto el diez de mayo, se
celebró el festival de Eurovisión 2014 en Copenhague. Estos festivales que
comenzaron allá por el año 1956, este año se ha celebrado la 59 edición, han
pasado por etapas muy diversas. Etapas de gran popularidad, y por el contrario
etapas en las que carecía de interés. En la actualidad, el día de la gala, con
la tecnología actual se preparan realmente grandes espectáculos de: luz, color,
belleza y sonido.
Pero en algunas ocasiones, como hemos dicho, se
intenta desviar la atención a otros fines y se manipulan los resultados,
haciendo que no gane la mejor canción, sino la canción o la puesta en escena de
aquellos, que bien, directa o indirectamente, abanderan un perfil determinado
de: ideología, sociedad o creencia.
En otras ocasiones lo que ganaba o gana en el
festival es la capacidad del ser humano de hacer: “sublime lo estúpido”, para
mí es ese el caso del año 2006 en Atenas, allí ganó el grupo Lordi de Finlandia
con la canción “Hard Rock Hallelujah”. La participación del grupo causó
controversia en diversos sectores. Algunos consideraron que era una banda
satánica y ellos alegaron que sus máscaras y disfraces formaban parte de su
identidad musical.
Y volviendo a 1014 en Copenhague, también este año
ha estado muy en entredicho la calidad de la actuación en lo referente a lo
musical. El llamativo personaje de formas femeninas y barba de hombre que
representó a Austria en Eurovisión se convirtió en el
ganador del Festival de este año. Thomas Neuwirth es la persona que se esconde
detrás de Conchita Wurst. Aunque muchos dudaron
sobre si Conchita era un varón o una mujer, el cantante de
«Rise like a phoenix» es un travesti, es decir, un hombre que se disfraza
exagerando los ademanes y comportamientos femeninos de manera poco natural.
Thomas Neuwirth, un joven de 25 años, nacido el 11
de julio en la pequeña ciudad austriaca de Gmunden, es un activo luchador por
los derechos de: gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, algo que lleva
demostrando desde hace tiempo en redes sociales, y también después de vencer en la gala, con un mensaje para
Vladimir Putin por sus recientes leyes homófobas.
De Conchita Wurst–Llama la atención el curioso
nombre, puesto que es la suma de «Conchita» –un término que en muchos países
sudamericanos se utiliza para designar el órgano sexual femenino– y «Wurst», que
en alemán significa «salchicha».
Y
para finalizar una consideración, hay muchas actividades en la actualidad en
las que no sabemos muy bien el fin, pues sucede que después en la realidad: el
arte, la música, la cultura … es una tapadera para hacer una apología o una
defensa de determinados comportamientos sociales. Particularmente opinó que esa
forma de actuar no es favorable en una sociedad democrática que debe caminar
limpiamente por las sendas de la libertad y no por las trochas de un engaño más
o menos enmascarado.
Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 13 de mayo de
2014