459 Jett y el triunfo de la
vida.
Jett Morris, un bebé rubio, sonrosado y sonriente está
en el mundo exclusivamente por sus padres, que se resistieron a la petición de
aborto de los facultativos del hospital East Surrey, al sur de Londres.
Su madre Mhairi, de 34 años, encargada de una boutique
de ropa para niños, ha vuelto a contar su historia, y dice:
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“Casi nadie creía que pudiera salir adelante, entiendo que los médicos tienen que ponerse en el peor escenario.
Pero la verdad es que nunca dieron una oportunidad a Jetts”.
Jett nació prematuro, a las 25 semanas. Antes, en la
semana 20, su madre sufrió una ruptura de membranas y rompió aguas antes de
tiempo. Los médicos le pidieron que abortase, ella nos dice:
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“No lo veían como un niño. Lo llamaban simplemente: "feto no
viable". Fue muy frío por su parte; y yo estaba devastada. Solo me
consolaba que tenía un escáner que decía que todo estaba bien”.
El equipo que la atendía se presentó en su habitación
con una silla de ruedas y le pidió que en cinco minutos se preparase para
acudir a abortar al quirófano. Ella habló con su marido Paul, de 36 años, y se
negaron:
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“Al decírselo, el médico puso los ojos en blanco, como si estuviese
perdiendo el tiempo con nosotros. Yo estaba en una unidad de embarazos
tempranos y ningún médico vino jamás a plantearme una opción que no fuese
abortar. Yo le decía a mi marido que teníamos que salir de allí”.
Tras la ruptura de aguas, Jett estuvo cinco semanas
más en el útero. Durante ese tiempo, médicos y enfermeras siguieron presionando
a su madre para que abortase, apelando a que los pulmones estarían tan poco
desarrollados que no podría respirar y que además sufriría graves daños
cerebrales. Tras serle diagnosticados también problemas en la placenta, Mhairi
fue enviada a casa. En su domicilio, al cabo de unos días, comenzó a sangrar y
regresó al hospital, donde le dijeron que el servicio solo estaba capacitado
para atender a prematuros de 28 semanas, y ella se encontraba en la 25. Fue
remitida al hospital de Portsmouth, a cien kilómetros, en la costa. Allí nació,
en diciembre de 2014, Jett, que vino al mundo pateando y hasta emitiendo un
mínimo gritito antes de pasar a la incubadora.
El niño está bien y será un adulto con vida normal,
pero presenta una enfermedad que ya ira superando.
Su madre cree que lo que le ha ocurrido a ella sucede
con frecuencia:
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“Mi historia ha acabado bien, pero
estoy preocupada porque otras madres sean forzadas a abortar cuando sus niños
podrían haber sido viables”.
Jett necesitó en sus primeros meses de vida oxígeno
auxiliar, pero hace algún tiempo respira por sí mismo. El Servicio Nacional de
Salud Británico ha comentado tras su primer cumpleaños que están encantados de
que haya podido salir adelante.
Reino Unido fue un país
pionero en la legalización del aborto, que se despenalizó en una ley de 1967. Ahora el
debate moral está abierto en la
sociedad británica, el caso de Jett lo ha avivado.
Ahora Jett será
un niño sano y feliz. Tanto es así que, esta semana, aquel “feto no viable” ha
cumplido un año de edad. Un año de fuerza, de tenacidad y sobre todo, de amor
de unos padres que, con determinación, decidieron tener a aquel niño.
Fuente: Luis
Ventoso.
Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital 19 de mayo de 2016
Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la
red” Digital 19 de mayo 2016
Publicada en Diario de Burgos 19
mayo 2016