211      A los que sufren.

El Cielo  expresión de la Grandeza de Dios
Esta breve carta quiero dedicarla a todas aquellas personas, por desgracia: tantas en el mundo, que sufren. Muchos millones de personas en todo el mundo sienten la triste secuela del dolor. Muchos millones de personas en todo el mundo sienten hambre. Muchas son las personas que sienten el peso del desaliento, del decaimiento, de la tristeza, de la amargura, de la depresión. Muchos son los seres humanos que se arrastran por la vida, que malviven. A todos ellos van dirigidas estas palabras breves y concretas que a continuación dejó caer: “En la Casa del Padre Eterno. En el Cielo: hay seguridad, hay luz. Allí y sólo allí: El dolor se transforma en alegría. La pena se transforma en paz. La desdicha se transforma en consuelo. El desaliento se transforma en regocijo interior. La depresión se transforma en vivencia alentadora. Lo caduco se transforma en eterno. La debilidad se transforma en fortaleza. El desasosiego se transforma en  gozo. La intranquilidad se transforma en reposo vivificador. La muerte se transforma en vida”


Publicada en el diario Jaén el día 22 de abril de 2006

.