7 No se salvaron dos, sino tres.
Hace unos días en la hemeroteca de una página de
internet, dedicada a la prensa diaria, encontré el siguiente titular, fechado
el domingo, 28 de julio y concretamente en el diario el País: “No se salvaron
dos, sino tres”. La noticia contaba el caso de una mujer embarazada de siete semanas
y su hijo de siete años que
sobrevivieron al terrible accidente ferroviario de Santiago de Compostela. La
mujer era Marisol Echevarría y se enteró de que estaba embarazada cuando entró al
hospital por las heridas recibidas en el accidente ferroviario. ¿Por qué un bebé en el seno
materno es un ser humano en unas circunstancias y no en otras? ¿Cuándo deja de
serlo? Es muy bueno que nos acostumbremos a ver siempre vida en donde hay vida. En muchas ocasiones por
defender el aborto tergiversamos la verdad y
convertimos a un ser humano aún no nacido en un: “Objeto no identificado”. Y
esto lo hacemos en el “Centro de la Mujer” de los más diversos lugares y lo
hacemos en “Periódicos” y lo hacemos en “Revistas cualificadas” y lo hacemos en
los más diversos “foros”. Por desgracia en muchas ocasiones interesa transformar la vida en muerte, debido
simplemente al egoísmo, o al placer, o a la comodidad, o por hacernos dueños
absolutos de la creación. En esos casos: ni Dios, ni la vida importa, impera la
cultura de la muerte. En esta ocasión el diario el País ha acertado con el
titular y hay que felicitarlo, pero en muchas otras ocasiones opta: por la ambigüedad
o por la cultura de la muerte. Es bueno que, al menos, las desgracias nos
sirvan para ir rectificando el rumbo: El rumbo de la maldad o el rumbo de la
indiferencia o el rumbo de la muerte de seres inocentes.
Publicada
en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 1 de diciembre de 2013