101 El “nefasto arte” de protestar por todo

101   El “nefasto arte” de protestar por todo

Hay personas para las que todo lo que hacen los demás está mal y se pasan la vida poniendo pegas y criticando. Ciertamente con estas personas cuesta trabajo convivir, porque es difícil estar sometido a la esclavitud del continuo reproche; reproche que va dirigido a ti personalmente o a cualquiera que se sitúe en su círculo de acción. La queja reiterativa y prolongada crea un ambiente negativo que acaba deprimiendo y quitando la paz; la paz del cuerpo y la paz del alma, la paz del espíritu y la paz social.
Quienes:
Protestan por todo
Se quejan por todo
Lo critican todo
Ponen pegas a todo
Se irritan por todo
Todo les parece mal
Creen que todos les engañan
Estas personas son insociables e insoportables.
Y, en su vida, crean dos entornos bien diferenciados:
En uno están ellos y su círculo más íntimo en el que caben todos ellos y nadie más, es un círculo oscuro y tenebroso;
Y en otro círculo están los demás, un mundo lleno de personajes a los que nuestros protagonistas “los críticos” reiteradamente y sin compasión: les reprochan, se quejan, les critican y al final les crean problemas.
Qué triste la vida de aquellas personas que viven continuamente inmersos en un entorno de descontento continuado, qué triste la vida de los arrogantes quejicas que protesten y protestan sin cesar hasta viciar el aire y convertirlo en irrespirable.
Al lado de estas personas acaba uno agotado y psicológicamente confundido, deseando que se acabe el infeliz desenlace para que descanse: el alma, el corazón, los sentidos y todas las potencias.
En la vida hay dos opciones: o se vive junto a la humildad, la mansedumbre, el encanto cautivador del Cristo que ama y respeta o se vive junto a la intolerancia avasalladora de los quejicas, de los protestones, de los seres que están atribulados por el peso tremendo de su propia mezquindad.
Quejarse por vicio es un triste hecho antisocial, antihumano y por supuesto anticristiano propio de mentecatos intolerantes.


Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 23 de mayo de 2014