324 ¿Nuestro corazón es valiente o
encogido?
El Papa Francisco, hace unos días, destacó el admirable compromiso
evangelizador de San Pablo, cuyo corazón «está siempre firme y en continuo
movimiento».
San Pablo llega a Licaonia para evangelizar y en el nombre del Señor curar
a un paralítico. Al ver ese milagro, los paganos piensan que Pablo y Bernabé
son dioses bajados a la tierra. A Bernabé le dan el nombre de Júpiter, y a
Pablo el de Mercurio. “Y a Pablo le costó mucho lograr convencerlos de que eran
hombres” recordó el Santo Padre. Así nos sucede habitualmente a nosotros, no
queremos creer en Jesucristo y sin embargo cada día inventamos nuevos ídolos:
dinero, poder, placer… a los que adoramos y a los que nos sometemos.
«Nosotros tenemos tantas vivencias, estamos en medio de tantos
acontecimientos que nos mueven de un lado a otro... Pero hemos pedido la gracia
de tener el corazón firme, como lo tenía Pablo, que, para no lamentarse de esa
persecución que sufrió se fue a otra ciudad, para empezar a predicar allí y curar
a un enfermo. Y proclamó que hay un solo Dios, con el lenguaje cultural de
ellos. Una cosa detrás de otra. Y esto sólo viene de un corazón firme». De esta
manera tenemos que actuar, una cosa y otra y otra, sin tregua y sin descanso,
buscando en todo a Dios y buscando en todo ayudar a los demás: con nuestro
ejemplo, con nuestras habilidades, con nuestros dones, con nuestro tiempo y con
nuestro cariño.
El Papa recordó que, en el Evangelio, «Jesús nos dice que el Espíritu Santo
enviado por el Padre nos enseñará todo y nos recordará todo lo que Él nos ha
dicho».
Y Pablo tenía «su corazón firme en el Espíritu Santo, ese don que Jesús nos
ha enviado. Si queremos encontrar firmeza en nuestra vida, debemos ir a Él. El
Espíritu Santo está en nuestro corazón pues nosotros lo recibimos en el
Bautismo. El Espíritu Santo nos da fortaleza, firmeza para ir hacia adelante en
la vida entre tantos acontecimientos, como vemos en la vida de Pablo».
Así debemos de actuar siempre con fortaleza, con firmeza, con decisión y
con contundencia, cuando, como en este caso, de lo que se trata es de
transmitir el importantísimo mensaje de la paz y del amor. Dios siempre nos
espera en estos acontecimientos y no podemos hacer esperar a Dios. El Dios del
amor nos urge y nos urge como le urgía a Pablo.
Y el Santo Padre nos interroga «Con este ejemplo, nos podemos preguntar
hoy: ¿cómo es mi corazón? ¿Es un corazón que parece un bailarín, que va de aquí
para allá, que parece una mariposa... que hoy le gusta eso.. y va para allá? ¿Que
está siempre en movimiento? ¿Es un corazón que se asusta de los acontecimientos
de la vida? Y ¿Qué se esconde y tiene miedo de dar testimonio de Jesucristo?
¿Es un corazón valiente? O ¿Es corazón que tiene tanto miedo y trata siempre de
esconderse? ¿Cuál es el tesoro al cual está apegado nuestro corazón? ¿Es un
corazón firme en las criaturas, en los problemas que todos tenemos? ¿Es un
corazón firme en los dioses de cada día? O ¿Es un corazón firme en el Espíritu
Santo?».
El Papa invitó a preguntarnos dónde está firme nuestro corazón:
« ¿Me dejo llevar por las vivencias o voy hacia esos acontecimientos con el
corazón firme, que sabe dónde está? Hagamos este ejercicio hoy de preguntarnos
cómo es nuestro corazón ¿es firme o no? Y si es firme ¿dónde está firme, en las
cosas o en el Espíritu Santo? » (CdM - RV)
Esta es la maravilla de un Papa increíble como Francisco que amablemente, pero con firmeza, nos interroga y nos interpela para exigirnos y para indicarnos con claridad el camino; el camino de Jesús, el camino de la vida, el camino de la cercanía hacia los demás y el camino de la felicidad.
Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 20 de mayo de
2014
Publicada
en DIARIO DE AVILA Digital 20 de mayo de 2014
Publicada en Diario JAÉN
23 de mayo de 2014