15.-- Jubilación: Antonio Pérez Ramón



15.-- Jubilación: Antonio Pérez Ramón

13 del 11 del 99

Querido Antonio:
Con el cariño, estima, afecto, simpatía, y un largo etcétera de sentimientos que sabes compartimos contigo, quiero empezar estas palabras, que pueden -muy bien- recoger el sentir de todos nuestros compañeros: ¡Eso, al menos pretendo!
Yo, para entrar en sintonía contigo, te diría: Abre tu corazón, y escribe en él,  despacio, el nombre de cada uno de los que aquí estamos.  Todos estamos aquí, porque queremos estar contigo, disfrutando con tu presencia y compartiendo contigo tu jubilosa jubilación.
Tú el "pinta pizarras" de nuestras vidas, nos has  deleitado con tu carácter simpático y dicharachero. Hoy queremos en esa pizarra ponerte un emotivo mensaje: ¡Antonio, queremos que sigas con nosotros! ¡Tú no te vayas: acompáñanos!  Sigue contándonos   ese chiste matutino que estimulaba nuestro espíritu dándonos un aliento inconfundible a nuestro diario quehacer.
Tú eres "perito" en el arte de la amistad; y entiendes mejor que nadie nuestro lenguaje, nuestras preocupaciones, nuestros desalientos, nuestras alegrías.
Tu, con la muestra evidente de una juventud que, para ti, se avecina perdurable, compartías con todos nosotros el don admirable de un compañerismo sincero, lleno de afecto. Desde el pedestal sublime de tu mayoría de edad "jugabas" con nosotros, con la hábil destreza del que sintoniza con todos: jóvenes y menos jóvenes, hombres y mujeres.
Antonio, por otro lado, has hecho de tu profesión: un arte y has  sabido hacer del mono de trabajo: un traje honorable; del torno y de la fresa: una máquina maravillosa, que engrandece nuestras vidas, cuando hacemos con ellas lo que tu, durante tantos años, has hecho y has sabido hacer
“Y sin más, de todos y para ti un abrazo; porque nos has demostrado durante estos años que la vida es bella, cuando uno es capaz de compartir con los demás una sonrisa”.        Estribillo
Gracias Antonio, tu sonrisa, ha sido y sigue siendo nuestro gran tesoro.
A ti Pilar un beso, un beso fuerte, por compartir con el tantos años de tu vida.

De  toda esta testamentaria melodía, sin ritmo, que acabo de componer para gloria de mi amigo Antonio, quisiera que siempre resonara en sus oídos el estribillo.
“Y sin más, de todos y para ti un abrazo; porque nos has demostrado durante estos años que la vida es bella, cuando uno es capaz de compartir con los demás una sonrisa”.