571 El buen orador.

571   El buen orador.

En este tiempo en el que hay tantas dificultades para que los jóvenes puedan encontrar un trabajo adecuado hay que estar alerta y expectantes para conocer todo aquello que nos pueda dar el acceso a ese trabajo. Hoy en día una cuestión que puede ser prioritaria es la oratoria. Nuestro éxito profesional, social o político puede depender en gran parte del arte de una buena oratoria, y no basta con querer hay que saber. El arte también exige un aprendizaje; las destrezas se aprenden; las habilidades, también las sociales, requieren entrenamiento, interés y experiencia. Todo buen orador debe tener presente varias y diversas cuestiones y cualidades para comunicar con eficacia. Fran Carrillo, Director de La Fábrica de Discursos y asesor de comunicación política y empresarial, en el diario “El Mundo” nos enumera las “Cs” imprescindibles para conectar con nuestro público.
Concisión: 
·        El buen orador es aquel que no necesita muchas palabras para provocar el impacto necesario. La comunicación es un juego de calidad, no de cantidad.
Concreción: 
·        Al grano. Sin rodeos y sin adornos. El mensaje central tiene que estar colocado al principio de la intervención y de él extraer el desarrollo explicativo del discurso.
Claridad: 
·        Si no te entienden, no te atienden. Si el receptor tiene dificultades para entender, no te escucha. Y si no te escucha, no te sigue.
Convicción: 
·        La credibilidad parte de un comunicador seguro, firme y convencido de lo que dice. Creer en lo que dices es vivir lo que transmites.
Contexto: 
·        Cuando te informas de lo que necesita, desea y motiva a la audiencia, tus palabras deben ir dirigidas a satisfacer en gran parte eso.
Contundencia: 
·        Los dos conceptos que hacen diferente a un discurso de otro: el ritmo y la voz. Con el ritmo controlas la velocidad con la que las palabras llegan a la mente del receptor, y con el tono le das la musicalidad a las palabras y esto es muy necesario para combatir la monotonía.
Coherencia: 
·        Entre mensaje y mensaje: seguir una línea estructurada, definida y con secuencia. Y entre mensaje y gesto: Que tus manos y cara no vayan en dirección contraria a tu mensaje o el interlocutor obedecerá más a lo que ve y poco o nada a lo que escucha.
Cercanía: 
·        Estar cerca de los deseos, motivaciones e intereses de la audiencia. La empatía no es solo ponerse en el lugar del otro, es aproximarse a esas inquietudes y escuchar al que te escucha: oír, pero prestar también atención a lo que dicen sus ojos.
Conocimiento:
·        Hablar de lo que sabes es fundamental para generar sensación de autoridad. Y esa autoridad es el principio del reconocimiento, de la aceptación y de la credibilidad.
Conexión/Corazón: 
·        Para conectar se requiere usar un nexo de unión que haga que se identifique con tu discurso. Y, a veces, se necesita además que se le ponga el corazón para generar emociones.
El filin, la empatía, la conexión, el quedar envuelto en el discurso en muchas ocasiones depende de la viveza de un corazón entusiasta, vibrante y si fuera necesario en carne viva.
El aprendizaje lógicamente no siempre es fácil, pero insistiendo y con perseverancia se pueden conseguir grandes objetivos; objetivos que a la larga pueden traer consigo el conseguir un trabajo profesional, e incluso el éxito en ese trabajo o en esa actividad que desempeñamos o que nos gustaría desempeñar.


Publicada en Diario de Burgos     23 de noviembre de 2016

Publicada en DIARIO DE ÁVILA Digital   28 de noviembre de 2016

Publicada en “Cartas al Director, Tu voz en la red” Digital 
5 de diciembre de 2016