Sor Ángela de la Cruz fue canonizada en Madrid el 4 de mayo de 2003 por el papa Juan Pablo II

121           Hermanas de la Cruz

Unas mujeres, una institución, un trabajo maravilloso, una labor social por excelencia, un ejemplo de entrega, un bastión para nuestra fe, una fortaleza que estimula nuestros grandes ideales...
Belén en la Capilla  de las Hermanas de la Cruz en Linares
Todo esto y mucho más, son las Hermanas de la Cruz. Ellas desde la calle: El Pilar, de Linares, viven con entusiasmo su fe en Cristo Jesús. Para ellas hay una luz resplandeciente que da contenido a sus quehaceres: Jesucristo. A Él va dirigida su vida; pero Cristo estuvo en la Cruz y desde ella redimió al ser humano, es por ello por lo que estas monjas ven en la Cruz el gran símbolo; un símbolo que fortalece, que enrecia, que da vibración y entusiasmo para caminar junto a su Señor.
El camino de estas monjas: sus normas, no son fáciles de vivir, su austeridad es tan ejemplar como eficaz, el rigor de su testimonio es sobrecogedor; pero para ello, para que el abatimiento no las sumerja  en el desánimo necesitan un punto de apoyo fuerte, sobrenatural. Este apoyo es Cristo, pero Cristo -como he dicho- está en la Cruz.
Y puesto que aman a Cristo, aman a los enfermos; y puesto que aman a Cristo aman a los pobres; y  puesto que aman a Cristo aman a los débiles de este mundo; y todo con pasión, porque el amor, cuando parte del espíritu ha de ser apasionado, cautivador, atractivo, generoso, alegre...
Las Hermanas de la Cruz han llevado a Linares y al mundo entero una fragancia nueva de amor verdadero. Es el olor de la santidad, el buen olor de Cristo. Su ejemplo  enriquece a la Iglesia, que es rica en generosidad; y no lo es más por la torpeza egoístas de muchos cristianos conformistas.
Las Hermanas de la Cruz son contemplativas, puesto que para ellas la oración es el centro, y junto a ella la acción: la acción que va dirigida al ser humano que tan necesitado está de esa mano generosa, de esa palabra de cariño, de esa compañía que de  aliento a su vida solitaria y triste, en tantas ocasiones y ¡Cómo no! ¡Que tan necesitado está de Dios!: Un Dios que ante todo es Padre.
Gracias, Beata Sor Ángela de la Cruz por esta gran obra; gracias a todas las hermanas que son un tesoro ejemplar. Tesoro que tanto sirve para orientar nuestras vidas en el amor. Ellas nos enseñan el camino, nosotros sigamos sus pasos. El mundo, a ellas y a nosotros, nos necesita.


Publicado en Diario JAÉN    5 - 10 - 1999