Sor Ángela de la Cruz
fue canonizada en Madrid el 4 de mayo de 2003 por el papa Juan Pablo II
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Hermanas de la
Cruz
Unas
mujeres, una institución, un trabajo maravilloso, una labor social por
excelencia, un ejemplo de entrega, un bastión para nuestra fe, una fortaleza
que estimula nuestros grandes ideales...
Belén en la Capilla de las Hermanas de la Cruz en Linares |
El
camino de estas monjas: sus normas, no son fáciles de vivir, su austeridad es
tan ejemplar como eficaz, el rigor de su testimonio es sobrecogedor; pero para
ello, para que el abatimiento no las sumerja
en el desánimo necesitan un punto de apoyo fuerte, sobrenatural. Este
apoyo es Cristo, pero Cristo -como he dicho- está en la Cruz.
Y
puesto que aman a Cristo, aman a los enfermos; y puesto que aman a Cristo aman
a los pobres; y puesto que aman a Cristo
aman a los débiles de este mundo; y todo con pasión, porque el amor, cuando
parte del espíritu ha de ser apasionado, cautivador, atractivo, generoso,
alegre...
Las Hermanas de
la Cruz han llevado a Linares y al mundo entero una fragancia nueva de amor
verdadero. Es el olor de la santidad, el buen olor de Cristo. Su ejemplo enriquece a la Iglesia, que es rica en
generosidad; y no lo es más por la torpeza egoístas de muchos cristianos
conformistas.
Las
Hermanas de la Cruz son contemplativas, puesto que para ellas la oración es el
centro, y junto a ella la acción: la acción que va dirigida al ser humano que
tan necesitado está de esa mano generosa, de esa palabra de cariño, de esa
compañía que de aliento a su vida
solitaria y triste, en tantas ocasiones y ¡Cómo no! ¡Que tan necesitado está de
Dios!: Un Dios que ante todo es Padre.
Gracias,
Beata Sor Ángela de la Cruz por esta gran obra; gracias a todas las hermanas
que son un tesoro ejemplar. Tesoro que tanto sirve para orientar nuestras vidas
en el amor. Ellas nos enseñan el camino, nosotros sigamos sus pasos. El mundo,
a ellas y a nosotros, nos necesita.
Publicado en Diario JAÉN 5 - 10 - 1999