146 El
bello callejear de una Madre guapa
En cualquier lugar de Andalucía el patronazgo de
la Virgen es un hecho que se vive desde una perspectiva espiritual y
trascendente, pero que también hunde sus raíces en la relevancia de la
emotividad y del sentimiento.
En Granada queriendo amar a la Virgen desde la
autenticidad, desde la austeridad, con cariño y de una manera digna, no nos
podemos olvidar de la emoción profunda, del sentimiento, de la espontaneidad y
de la alegría.
En Granada se viven las tradiciones desde la
profundidad de lo que emana vivamente de su propia historicidad; todo rebosa de
sabor añejo, rebosa de vida vivida intensamente; una vida que brota del
manantial de una cultura milenaria.
El patronazgo de la Virgen podemos decir que tiene
su origen en el año 1501 más o menos. Son más de 500 años de avatares en los
que el amor a la Señora de las Angustias ha ido fraguándose, evolucionando,
adaptándose a las nuevas circunstancias históricas y costumbristas de la época.
Es digno de admirar la digna sencillez, la sublime
grandeza con la que la Virgen de la las Angustias recorre la ciudad, en un
entorno de inigualable belleza. Se unen en el alma una multiplicidad de
emociones.
Cada detalle es una muestra de cariño, cada flor
es una ofrenda de amor, cada piropo un romance de enamorado, cada aplauso un
sentimiento y cada oración una plegaria encendida que llena de fuego el alma.
¡Y a la procesión! Si no has ido ve; si ya has ido,
ve de nuevo: si no puedes ir, pide que te lleven; si tienes que empujar e
insistir, empuja e insiste para conocer o ver de nuevo a la Señora. Y encontraras
en Ella y en su Hijo: un remanso de paz, una estrella que guiara tus pasos.
Y seguro que encontraras también: una respuesta a
tus interrogantes, un alivio a tu pena, una razón para tu existencia, un
bálsamo de ternura, una caricia inesperada, un sinfín de sensaciones, un caudal
gratificante. Con Ella, tu alma ya está plenamente feliz, en un lugar donde
también el cuerpo es capaz de descubrir la magnitud de su grandeza.
En Andalucía aparentemente hay poca fe en la
Iglesia, pero mucha fe en Jesucristo y en la Virgen. Esta fe habrá que dirigirla
adecuadamente para no caer en el error de la superficialidad. Pero esa fe es
una fe: viva, sólida y vibrante. Sólo se necesita más formación y más doctrina
para de esta manera llegar con firmeza y decididamente: hacía el Camino, hacia
la Verdad y hacia la Vida.
Y con la ayuda de la Virgen de las Angustias
llegaremos, conquistaremos el reto; la meta está a nuestro alcance. Pero que no
le falte nuestra oración y nuestra catequesis; que no le falte esa vibración
entusiasta, y a la vez esa vida austera que a Ella le gusta. Que no le falte,
cada día, tu tierna mirada, tu guiño comprometido, tu deseo constante de
acariciar el amor.
Un amor sencillo; pero por sencillo cautivador, y
por cautivador atractivo, y por atractivo embriagador y por embriagador
fascinante, ¡y por!… tu sigue, pues el amor da alas a la poesía y la poesía nos
engrandece el alma y ese alma en su grandeza nos habla de Dios y Dios: ¡Nuestro
querido Dios lo llena todo!
Publicada en “Cartas al Director,
Tu voz en la red” Digital 25 de septiembre de
2014